El capitán del Mallorca es un cabezón y no lo digo por testarudo, sino porque con sus remates de cabeza ha dado ya siete puntos a su equipo esta temporada.
El primer gol del ejercicio 23-24 fue suyo, en Las Palmas en la jornada inaugural, y sirvió para conseguir un empate a uno fuera de casa.
Su segundo gol particular sirvió para ganar por 3 a 2 a Osasuna en Son Moix, fue el tercero del equipo en aquel partido de la decimoctava jornada.
Y esta vez, su testarazo a la salida de un córner a seis minutos del final sirvió para acabar ganado por 1 a 0 y sumar así tres puntos que aseguran media permanencia en Primera División.
Por cierto, tanto en el primero en Las Palmas, como el de ayer ante el Granada, Raíllo remata dos saques de esquina ejecutados por Sergi Darder.
Así que, entre la insistencia del lanzador, y el cabezón del rematador, el Mallorca solventa partidos, no sin sufrimiento, para seguir dando pasos de cara a la salvación.
Solo queda un partido más, en Valencia, antes del PARTIDO con mayúsculas, el de la Final de Copa. En Mestalla Aguirre hará rotaciones, aunque dirá que no lo hace pensando en la Copa.
Que rote, o que no rote, que haga lo que quiera, pero el que diga que no piensa en la Copa, miente.