El 5 de mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba, tres años después de que paralizara el mundo, el fin de la emergencia sanitaria del covid-19, la peor pandemia en generaciones vivida en el viejo continente. Una época que, tras unos primeros meses de absoluta descoordinación, enfrentamientos y muchas tensiones, por la falta de protocolos comunes, restricciones nacionales masivas, escasez de equipamiento médico y falta de vacunas, hizo que la Unión Europea pasara de mera comparsa en la política sanitaria europea a adoptar medidas inéditas que la han convertido en un actor clave.