Ana María Knezevich Heneo sigue desaparecida. La investigación conjunta de la Policía Nacional y el FBI sobre el caso de la mujer norteamericana que fue, según los indicios, secuestrada de su piso de Madrid la noche del 2 de febrero, ha descubierto indicios de criminalidad, de ahí que haya pasado a un juzgado de Violencia sobre la Mujer.
Su marido, David, del que estaba intentando divorciarse y que es su socio también en su empresa tecnológica en Florida, ha rechazado pasar la prueba del polígrafo o detector de mentiras que le había ofrecido la agencia federal norteamericana, según aseguran a CASO ABIERTO, canal de investigacion y sucesos de Prensa Ibérica, fuentes conocedoras de la investigación.
Ana María, una mujer de 40 años y nacionalidad estadounidense, se había instalado en Madrid a finales de 2023. Había contratado un abogado en Florida, donde vivía, para iniciar los trámites de divorcio de su marido, con el que llevaba casada 13 años y con el que había fundado una empresa tecnológica de mucho éxito. La noche del 2 de febrero, alguien acudió a su piso de Madrid y, según la principal hipótesis de los investigadores, se la llevó por la fuerza.
Solo el móvil y la tablet
En el piso quedaron todas las pertenencias de la mujer salvo su teléfono móvil y sus dispositivos electrónicos. Al día siguiente, dos amigas suyas recibieron mensajes en inglés y castellano en los que les anunciaba que había conocido a una persona y que se iba con él un par de días a una finca próxima a Madrid pero con muy mala cobertura de móvil.
Ni las amigas, ni la familia ni los investigadores creen que esos mensajes los escribiera realmente Ana María, sino que lo hizo su secuestrador, posiblemente para ganar tiempo en la huida.
Horas antes de la desaparición, un hombre que llevaba un casco de motocicleta ocultando su rostro roció con spray las cámaras de seguridad del telefonillo y el ascensor del portal de la casa de Ana María.
15 millones de dólares
La investigación ha abarcado el pequeño círculo de amistades que Ana hizo en Madrid después de su llegada. También, si pudo haber conocido a alguien poco antes de desaparecer. Su familia denunció el caso en Estados Unidos. Antes, había contactado con el marido de Ana, que dijo no saber nada del paradero de su mujer y socia en la empresa, con un patrimonio valorado en unos 15 millones de dólares.
El FBI se unió entonces a la investigaciones para tratar de dar con el paradero de Ana y propuso al marido, según fuentes del caso, realizarse la prueba del polígrafo, algo que él habría rechazado. La prueba del polígrafo está admitida en algunos estados, como Florida, donde vivía Ana Maria, pero el sospechoso o cualquier persona de interés en un caso debe aceptar someterse a ella voluntariamente.
Venta de propiedades
Los policías federales norteamericanos han descubierto además que buena parte de las propiedades de la empresa de Ana María y su marido han sido vendidas en los últimos tiempos, algunas después de la desaparición de la mujer.
El marido de la desaparecida sí ha contratado un abogado que, en declaraciones a diversos medios estadounidenses, insiste en la inocencia del hombre y asegura que él estaba en Serbia, su país de origen, cuando su mujer desapareció. Sobre la venta de propiedades, el letrado ha defendido que se trató de algo acordado con la mujer hace ya unos meses.