El ambiente es de euforia. Los que manejan los números de las encuestas internas en el PSC dan por hecho el triunfo el 12-M. Aunque los gatos viejos, los que acumulan años de gloria, pero también de escaldos, los que recuerdan que este Palau de Congressos fue la antesala de la presidencia de José Montilla en el cónclave de 2008, pero también el escenario del descalabro que se escenificó con el traspaso de la batuta a Pere Navarro a finales de 2011, llaman a guardar un punto de prudencia, a no empacharse del entusiasmo que derrocha la militancia. De momento, se impone el júbilo y el subidón en un PSC que se rinde a los pies de Salvador Illa tras proclamarlo candidato y ‘primer secretari’ de una tacada.