No olvidará este día Carlos Alcaraz, porque difícilmente vivirá uno similar. Es una de las jornadas más accidentadas de su trayectoria profesional. Por ahora corta, pero también dentro de una década continuará recordando los sucesos acaecidos en el desierto californiano.

El tenis al aire libre está expuesto a muchas inclemencias. Indian Wells ha pasado en esta edición por una tormenta de arena, la clásica lluvia o un viento huracanado. Forman parte del libro de este deporte, no tanto que un enjambre de abejas invada la pista central y obligue a una prolongada suspensión de un partido de cuartos de final de un Masters 1000 ATP.

Alcaraz sufrió una picadura de abeja en la frente. Intento evitarlo dando manotazos al aire para espantar a la plaga que se le venía encima, corrió rápido al vestuario, pero los insectos se cebaron especialmente con él, con la zona donde sacaba con 1-1, 15-0, pero volvió una hora y 48 minutos después dispuesto a que su victoria más surrealista, por todo lo que provocó la abeja reina y su multitudinario séquito, tuviera como colofón su propio show, no el de unos bichos que se invitaron a traición.


Las abejas acabaron reuniéndose en masa en la Bird Cam, la Cámara Pájaro que está suspendida sobre la pista

JOHN G. MABANGLO / EFE

Un experto en plagas, presidente de la empresa ‘Killer Bee’ (Asesino de Abejas), fue el héroe inesperado del día. Con un jersey que anunciaba el nombre de su compañía, se dedicó con un aspirador a succionar con paciencia las abejas que fueron concentrándose en la Bird Cam, la cámara que capta imágenes cenitales suspendida sobre la cancha gracias a unos cables por los que se desplaza.

El hombre, Lance Davis, que no lució protector alguno contra los insectos, fumigó luego partes de la cancha. Fue jaleado por el público, incluso resultó inmortalizado en selfies. Alcaraz y Zverev se reían a carcajada viendo cómo se paseaba por el estadio, una vez resuelto el problema, como una estrella de cine.

Él tranquilizó a un Alcaraz que no tenía claro reanudar el choque viendo a abejas posadas en sus toallas. «Estaba asustado, no estaba al cien por cien seguro de reanudar el juego porque seguía viéndolas», confesó luego Charly. El especialista le aseguró que ya no habría más picaduras, los tenistas probaron «y me concentré sólo en mi tenis». Como demostró el murciano. 

Dejó el escenario listo para que reluciera quien hubiera sido el único héroe de no haber sido por las abejas. El campeón vigente de Indian Wells se apoderó del escenario con un show maravilloso de tenis. Liquidó a Alexander Zverev 6-3 y 6-1 en 1h.29′, citándose para el sábado con el italiano Jannik Sinner, reviviendo las semifinales de la edición anterior, que ganó el español.

Se reencuentra con su verdugo luego en Miami y Pekín, el campeón del Open de Australia y Rotterdam, invicto en dieciséis encuentros esta campaña. Pero ya va bien que Alcaraz busque revancha, que ha tenido esta semana contra Fabian Marozsan, el propio Zverev (está aún 4-5 abajo, había cedido en las ATP Finals y el Open de Australia). Un aliciente más, como defender el nº 2 mundial en el ranking.

Y Alcaraz ha recuperado su mejor versión. Sólo entregó seis puntos con su saque, demolió a Zverev con passings imposibles, derechas desbordantes y la magia de sus dejadas y globos. No faltaron los saques y red impecables. Tenis total, contra un rival que se despistó durante el parón. 

No le dejó resucitar el murciano, cuya picadura sí fue letal. El Alcaraz eléctrico y contundente está de vuelta, con un toque de equilibrio a su tenis que da mucho de sí. Sin despistes, no da tregua al rival, lo va acorralando hasta tumbarlo. 

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Contra Sinner, octavo clásico, con 3-4 del italiano. Toda una prueba para ambos.