Las abejas son unos de los insectos más importantes para la fauna, pero también más odiadas por los seres humanos. Y la razón es simple: pican. Pican y pueden generar una inflamación tremenda, al igual que las avispas. Si bien es cierto que las abejas están más controladas y su picadura es menos habitual que la de las avispas, ambas pueden llegar a introducir su veneno si tienen la oportunidad. Y, en caso de que la persona que la recibe sea alérgica, podemos estar ante un problema muy serio.