La Cofradía Sacramental del Cristo del Divino Amor y Nuestra Señora de la Soledad «La Marinera» adelantará su procesión. Lo hará para no coincidir en la entrada a carrera oficial con Santa Cruz. Algo que subraya Julio Forner, presidente de la cofradía: «Las hermandades que procesionamos ese día —Santa Cruz y Divino Amor—, nos reunimos y decidimos que saliéramos nosotros por delante. Todo ello debido al crecimiento que ha sufrido a lo largo de los años Santa Cruz y que hacía que tuviéramos ese retraso hasta que ellos pudieran pasar por carrera oficial».
Una decisión que se tomó de mutuo acuerdo. «Nos reunimos y, como hay buena sintonía entre ambas hermandades, decidimos hacer la prueba de abrir nosotros este año y pasar por carrera oficial primero. Para nosotros también es una novedad y un motivo de intranquilidad para que no seamos nosotros los que generemos ese retraso ahora», subraya Forner.
Entre los momentos más destacados de la procesión, el presidente remarca varios: «La salida y la entrada son llamativas por el reducido tamaño que tiene la puerta del convento de las Monjas de la Sangre. Todas las procesiones del Casco Antiguo resultan interesantes».
Las emociones durante la procesión del Miércoles Santo, asegura Forner, son indescriptibles: «A lo largo de ese día, en mi caso, hay emociones en subida y bajada. En tres o cuatro horas, pasa el trabajo de mucha gente. Hay sentimiento de recuerdos de gente que ya no está, sentimiento de nerviosismo, de que salga todo bien y que no haya ningún percance». Además, el presidente relata que «cuando estás llegando al convento, es un momento de relajación, del trabajo cumplido y con vistas a empezar a iniciar otro año y seguir trabajando».
Un sentimiento que este año vivirá de manera diferente Juan González Asensi, nuevo capataz del Divino Amor. Una responsabilidad que ha cogido con ganas tras la necesidad de la cofradía: «Tras salir desde 2011 como costalero, di un paso adelante en la junta y me ofrecí como capataz».
Pese a su juventud, González afronta con ganas ese día, pero con la responsabilidad que conlleva: «Tengo mucha emoción de que llegue el día, pero también esos nervios y preocupación de que salga todo bien. En la salida tiene que haber mucho silencio y mucha coordinación para que no hable nadie debajo».
En su caso será, además, la primera vez que pueda ver al Cristo de cara durante una procesión por Alicante: «Soy de los costaleros altos y, claro, siempre le veía la espalda. Este año, después de tantos años, poder mirarle a la cara cuando salga para mí va a ser un momento muy emocionante».
Los hermanos de Divino Amor portan una túnica roja con capa blanca. La sede es el Convento de las Monjas Agustinas, desde donde parte la procesión.