El Gobierno balear de Francina Armengol alcanzó una precisión casi coloquial, al detallar la identidad y los contactos con los intermediarios de la venta de mascarillas en plena pandemia. La única adjudicación rodeada de discreción absoluta corresponde a la trama de Koldo García, que recibió 3,7 millones en la Resolución del órgano de contratación del Servicio de Salud, sin una sola precisión sobre la forma en que se había recibido la oferta. Ni siquiera se especificó la cantidad de producto que justificaba el desembolso millonario, sintetizada en un avión repleto de mascarillas.