Un nuevo análisis del registro geológico de las profundidades marinas concluye que la interacción gravitacional entre Marte y la Tierra da como resultado cambios cíclicos en las corrientes oceánicas profundas, que se repiten cada 2,4 millones de años. El hallazgo ayudará a los científicos a comprender y predecir mejor el clima de la Tierra en el futuro, además de comprobar una vez más la estrecha relación que existe entre los planetas que componen el Sistema Solar.
Investigadores de la Universidad de Sydney, en Australia, y de la Universidad de la Sorbona en París, Francia, han utilizado datos geológico obtenidos en las profundidades del mar para descubrir una conexión entre las órbitas de la Tierra y Marte, que deriva en un sorprendente ciclo de 2,4 millones de años en el cual las corrientes profundas aumentan y disminuyen. Los hallazgos se resumen en un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Nature Communications.
Este ciclo está relacionado a su vez con períodos de aumento de la energía solar y un clima más cálido, de acuerdo a las conclusiones de los científicos. En el mismo sentido, ha impactado en los patrones antiguos de calentamiento global y en la aceleración de la circulación oceánica profunda. Según los especialistas, el descubrimiento de estos ciclos servirá para determinar cómo el cambio climático a escala de tiempo geológico afecta la circulación oceánica, y también cómo esto permitiría modelar y predecir los resultados climáticos futuros.
Interacciones gravitatorias
En realidad, estos períodos ya se conocían como “grandes ciclos astronómicos”, desarrollándose a partir de las interacciones gravitatorias entre las órbitas de la Tierra y Marte. Sin embargo, es muy extraño que se detecten evidencias de estos ciclos en el registro geológico. “Nos sorprendió encontrar estos ciclos de 2,4 millones de años en nuestros datos sedimentarios de las profundidades marinas. Solo hay una manera de explicarlos: están vinculados a ciclos en las interacciones entre Marte y la Tierra, que orbitan alrededor del Sol”, indicó en una nota de prensa la Dra. Adriana Dutkiewicz, autora principal del nuevo estudio.
Los científicos explicaron que los campos de gravedad de los planetas del Sistema Solar interfieren entre sí: esta interacción, llamada resonancia, modifica la excentricidad planetaria, un parámetro que indica la forma de sus órbitas y en qué medida las mismas se alejan de un patrón circular. En el caso de la Tierra, esto marca períodos de mayor radiación solar entrante y clima más cálido, en ciclos de 2,4 millones de años.
En tanto, los investigadores también descubrieron que los ciclos más cálidos se relacionan con una mayor aparición de rupturas en el registro de las profundidades marinas, produciendo una circulación oceánica profunda más vigorosa. En ese sentido, el estudio identificó que los remolinos profundos fueron un componente importante del calentamiento anterior de los mares.
Influencia en las corrientes oceánicas que determinan el clima global
Según la información analizada, que abarca más de medio siglo de datos científicos de perforación de cientos de sitios en todo el mundo, es posible que los remolinos profundos que se han identificado puedan mitigar en parte el estancamiento del océano, que según algunas teorías impacta en el comportamiento de la AMOC o Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico, vital para el equilibrio climático global porque impulsa la Corriente del Golfo y permite climas más templados en Europa.
“Nuestros datos de aguas profundas que abarcan 65 millones de años sugieren que los océanos más cálidos tienen una circulación profunda más vigorosa. Potencialmente, esto evitará que el océano se estanque, incluso si la AMOC se ralentiza o se detiene por completo”, agregó Dutkiewicz en el comunicado citado previamente.
Aunque el calentamiento global antropogénico no está relacionado con los ciclos identificados e impacta en forma independiente, y aún no puede determinarse con certeza cómo se desarrollará en el futuro la interacción entre los diferentes procesos que impulsan la dinámica de las profundidades del océano, los especialistas creen que el hallazgo del impacto de estos ciclos de 2,4 millones de años determinados por las interacciones entre Marte y la Tierra ayudará a construir mejores modelos climáticos, convirtiéndose en una herramienta eficaz de planificación y prevención.
Referencia
Deep-sea hiatus record reveals orbital pacing by 2.4 Myr eccentricity grand cycles. Adriana Dutkiewicz, Slah Boulila and R. Dietmar Müller. Nature Communications (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-024-46171-5