En un estudio de 2019, los autores de esta investigación ya identificaron la primera proteína sensible al frío en ‘Caenorhabditis elegans’, una especie de gusano milimétrico usado como modelo en los laboratorios para comprender las respuestas sensoriales.

Este descubrimiento podría ayudar a explicar por qué algunas personas experimentan el frío de forma diferente cuando padecen determinadas enfermedades.