Por solo un voto, el Parlament de Catalunya ha tumbado este miércoles los presupuestos de la Generalitat de este año. A diferencia de otras veces, no ha habido un giro de guion, ni un truco final, ni una sorpresa con la que nadie contaba y la negociación entre el Govern y los Comuns ha acabado naufragando. Las diferencias que mantenían desde hacía semanas las dos partes sobre cuál debe ser el futuro del complejo turístico del Hard Rock han sido insalvables. ¿Y ahora qué? Una ley no escrita dice que, cuando se confirma que el Govern no tiene presupuestos, empieza a sobrevolar la amenaza de unas elecciones anticipadas. El president Pere Aragonès siempre ha querido agotar la legislatura hasta febrero de 2025, pero sin cuentas públicas, este escenario se le complica. La decisión de convocar es solo suya y el Govern se reunirá esta misma tarde para estudiar esta posibilidad, según ha podido saber El Periódico de Cataluña, del grupo Prensa Ibérica.
El Govern y los Comuns han negociado hasta el último momento, pero el principal problema ha sido que las posiciones sobre el Hard Rock han sido irreconciliables desde el minuto uno y hasta el final. Los Comuns querían que se frenara el complejo turístico del Camp de Tarragona, ni que fuera temporalmente como una moratoria, mientras que el Govern aseguraba que no lo podía hacer sin exponerse a una reclamación millonaria de los inversores o ponerse en peligro de cometer un delito de prevaricación.
El martes por la tarde, el Govern envió una última oferta. No paralizaba el proyecto de ocio -que incluye un casino-, pero se comprometía a impulsar en los próximos meses un decreto para restringir el sector del juego -máquinas recreativas, terminales de apuesta y salones de juego- y una ley para revisar la fiscalidad de los casinos en Catalunya. No solo no ha sido suficiente para convencer a los Comuns, sino que el partido de Jéssica Albiach lo ha calificado de «broma».
A partir de aquí, ya este miércoles por la mañana, se ha roto todo. El pleno del Parlament ha empezado sin que ninguna de las partes viera posible el acuerdo y el debate presupuestario se ha convertido en una concatenación de reproches. La primera en abrir fuego ha sido la consellera de Economia, Natàlia Mas, que ha reprochado «incoherencia» a los Comuns y les ha acusado de tumbar las cuentas por puro «electoralismo». También ha buscado el choque la líder de los morados, Jéssica Albiach, que criticado al Govern por haberse doblegado «al interés del PSC y de los especuladores». En este punto, el fracaso ya no tenía vuelta atrás y solo quedaba esperar a la votación.
La oferta de Junts
El debate presupuestario también ha servido para escuchar una última oferta de Junts para que el Govern pudiera prescindir de los Comuns y salvar las cuentas a última hora. Sin embargo, esta oferta incluía de nuevo la supresión del impuesto de sucesiones y el Govern ha vuelto a rechazarla. Fuentes del Govern han interpretado que era más una voluntad de los posconvergentes de montar un «show» que la «voluntad real» de llegar a un acuerdo. El líder de Junts, Albert Batet, ha advertido de que, sin cuentas, su partido cree que Aragonès solo tiene una salida: «Corresponde convocar elecciones».
Ese es el gran problema que tendrá a partir de ahora el president de la Generalitat: que aunque quisiera ahorrarse unas elecciones, la oposición le esperará en cada esquina para recordarle que, sin presupuestos, no debe continuar ni un día más como president. Con este esquema, a Aragonès se le podría hacer muy largo tratar de agotar la legislatura hasta febrero del año que viene.