La catedrática de Historia del Arte de la ULPGC, María de los Reyes Hernández Socorro, ha sido distinguida por el Cabildo de Gran Canaria con el Can de las Ciencias, reconocimiento que comparte con «todas las mujeres que trabajamos en Humanidades». Insuflar el amor al arte a muchas generaciones e impulsar el conocimiento de las mujeres artistas, son parte del legado que cosecha su dilatada trayectoria docente, científica y de gestión.
Can de las Ciencias. ¿Qué significa para usted esta distinción de manos del Cabildo de Gran Canaria?
El Cabildo de Gran Canaria me distingue con este reconocimiento que entiendo que se realiza en mi nombre a todas las mujeres que trabajamos en Humanidades. Para mi tiene un doble valor. En primer lugar, es un paso más en el camino, todavía largo, de hacer visibles a las mujeres; y en segundo lugar, es un reconocimiento a las personas que trabajamos en el campo de las Humanidades que, por supuesto, lo hacemos con rigor científico.
Patrimonio
¿Considera que la ciudadanía en Canarias conoce lo suficiente su patrimonio y lo siente como propio?
En nuestro país los estudios de patrimonio son muy recientes y coinciden con el advenimiento de la democracia y, sobre todo, a partir de la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 en su versión autonómica de Canarias, ley del 15 de marzo de 1999 reformada 20 años después, abril de 2019, con el nuevo título de Ley de Patrimonio Cultural, denominación esta última más extensa que abarca también el patrimonio natural. Hemos avanzado mucho en este nuevo siglo. En el campo universitario se ha creado una docencia específica de esta materia, yo misma dirijo el Máster Universitario en Gestión del Patrimonio Artístico y Arquitectónico, Museos y Mercado del Arte en la ULPGC y han salido de él muchos egresados que hoy ocupan puestos de trabajo en la gestión cultural. Desde el punto de vista de la difusión también se ha avanzado, y como ejemplo, en las exposiciones que dediqué, por un lado, al imaginero José Luján Pérez, una de las figuras de referencia de la Historia del Arte de nuestras islas, o la consagrada a la Escuela Luján Pérez, una de las instituciones más singulares de Canarias que llevó el título de Cita a ciegas con la Escuela Luján Pérez, la afluencia del público fue inmensa. Nos han quedado los catálogos, fotografías, vídeos de aquellos eventos que sirvieron para reunir o incentivar a la población en el conocimiento de nuestro arte. Pudimos ver obras que están diseminadas por iglesias y catedrales en el primer caso, o diversas instituciones o colecciones privadas en el segundo. En Cita a ciegas con la Escuela Lujan Pérez lo mismo que en Isla de Arte de la Casa de Colón más recientemente, podemos ver todo el potencial que puede tener el futuro Museo de la ciudad, el MUBEA.
¿Todo este esfuerzo ha sido suficiente?
Desde luego que no, hay que potenciar el conocimiento de la historia en los estudios de formación general, antes de la universidad. Nos han llegado imágenes de exposiciones con los niños, que son como esponjas, sentados ante los cuadros haciendo preguntas. Igualmente tengo que añadir que en los planes de estudio de la carrera de Historia somos una materia residual, por tanto, hay mucho que mejorar.
Museo de Bellas Artes de Gran Canaria (MUBEA)
¿Cree que el futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria (MUBEA) contribuirá a crear un mayor arraigo a nuestro patrimonio artístico?
Desde luego que sí, pero teniendo muy en cuenta los avances tecnológicos y conceptuales que se han producido estos últimos años. Debemos aprender de los errores que se han cometido y no caer en la trampa de valorar el éxito de una institución sólo por el número de visitantes. Hay que saber combinar la colección permanente que tiene que tener un discurso bien armado con las exposiciones temporales. En definitiva, como escriben los expertos, una buena gestión tiene que tener por detrás cuatro grandes indicadores: investigación, conservación, restauración y difusión. Un museo no es un mausoleo y debe reflejar los cambios que se producen en nuestra sociedad, como por ejemplo, el papel de las mujeres artistas.
¿Lo ve factible a corto o medio plazo?
No me atrevo a señalar los plazos que impone la política cultural, muy mediatizados, desde luego, por el presupuesto.
Digitalización
¿Piensa que las tecnologías y la digitalización han cambiado mucho la manera de acercarnos al patrimonio y, en particular, a los museos?
La era digital ha modificado, en primer lugar, todos los aspectos que podemos considerar que forman parte de la gestión -montajes, luces, organización de los espacios, taquillas, etc.-, que en una era masificada son muy importantes. Ahora bien, soy de las que opinan que la contemplación en directo de la obra de arte es insustituible. Mis recientes visitas a los espacios expositivos me han hecho ser consciente de que los museos no son edificios tranquilos, somos muchos y todos queremos tener la experiencia de poder acercarnos a Las Meninas, por ejemplo.
¿Cuáles son los retos actuales en este sentido?
El reto principal es conseguir un museo tranquilo, sin agobios, en el que la contemplación de la obra de arte, de la que podemos por medios digitales tener mucha información, sea una actividad placentera y creativa que nos ayude a ser mejores.
¿Ha perdido fuerza en la era digital el mecenazgo cultural?
Creo que todo lo contrario y, sobre todo, ha aparecido el micromecenazgo. Piense en instituciones como Amigos Museo del Prado y otras similares, por ejemplo, en la defensa del patrimonio a través de Hispania Nostra una entidad que defiende el patrimonio cultural. La desaparición de las Cajas de Ahorro ha sido un auténtico desastre para nuestra cultura.
Investigación
¿Cómo está la investigación en el ámbito del patrimonio artístico y qué se debe hacer para impulsarla más?
Es muy importante que se sigan realizando inventarios, catálogos y exposiciones que fomentan el conocimiento de nuevas obras, como por ejemplo, la última exposición sobre Juan de Miranda a cargo de Margarita Rodríguez. En este sentido hay que citar también las colecciones privadas, que a falta de instituciones públicas han reunido un importante patrimonio que hay que dar a conocer y que no se puede perder. Por ejemplo, el caso de la colección Ramírez Navarro que expusimos en Las Palmas de Gran Canaria y que también llevamos a Málaga, es una oportunidad perdida para que la ciudad tuviera otro museo. Tampoco puede volver a ocurrir que una obra como la de Lavinia Fontana que estaba en una casa particular en nuestra Isla, no fuera adquirida en su momento por las instituciones públicas y hoy se puede ver en uno de los principales museos de Nueva York. Por otro lado, la Fundación de la Caja de Canarias tiene un importante patrimonio artístico que en su día inventarié con un equipo, y debería construirse un museo y no dejarse estropear en los almacenes. Por último, ¿qué decir del patrimonio municipal?, su obra también sería la base de otro museo.
Legado
¿Cuáles son los retos en cuanto a la gestión del patrimonio cultural de Canarias?
Más investigación de calidad, una política de conservación y restauración adecuada de nuestro bienes artísticos y, sobre todo, una política de difusión inteligente de nuestros bienes artísticos y una política de difusión dirigente asociada a la educación. En definitiva, no debemos dejar como legado a las generaciones venideras, una Canarias fea.
Y a nivel personal, ¿qué legado le gustaría dejar como docente e investigadora a las nuevas generaciones?
Como docente, que insuflé el amor al arte a muchas generaciones de estudiantes en todos los niveles educativos. Como investigadora, que he contribuido al mejor conocimiento de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria del siglo XIX y de su patrimonio pictórico. Como gestora, que he impulsado más de 35 exposiciones dando a conocer y a amar nuestra Historia del Arte. Y, finalmente, que he impulsado el conocimiento de las mujeres artistas.