Brahim Díaz ha elegido Marruecos. Y lo ha hecho porque en la selección africana le han asegurado cosas que con España nunca tendrá aseguradas. Más allá del interés que han mostrado para seducirle, con vistas del seleccionador marroquí a Milán o llamadas del presidente de la Federación y del entorno del rey, la única realidad tangible es que Brahim no tiene un lugar asegurado en España, ni por supuesto la titularidad, mientras que en Marruecos recibirá el tratamiento de estrella de la selección.