Varios millones de burros (Equus asinus) son robados y sacrificados cada año en África y otras partes del mundo con un macabro fin: utilizar sus restos como medicina tradicional para determinadas comunidades de estos países. Se trata de una tragedia animal ignorada por la población que ha sido desvelada por la BBC.
El robo de estos animales es una práctica que está en auge en muchas partes de África y en Asia, pero también en otras regiones de planeta, que cuentan con grandes poblaciones de estos animales de trabajo.
En China, por ejemplo, existe una gran demanda de un remedio tradicional elaborado con gelatina de piel de burro conocido como ejiao. Se le atribuyen propiedades, no siempre respaldadas por la ciencia, para mejorar la salud y preservar la juventud.
A los animales se les quita la piel para fabricar con ella un producto tradicional chino llamado ejiao
La piel de los animales se hierve para extraer la gelatina, la cual luego se convierte en polvo, pastillas o líquido, o se agrega a determinados alimentos.
Los activistas contra el comercio de pieles de burro han denunciado que la población rural que depende de estos animales para su trabajo diario son víctimas de una demanda insostenible de ejiao.
Casi 6 millones de burros al año
La organización Donkey Sanctuary ha hecho público un informe en el que estima que en todo el mundo se sacrifican al menos 5,9 millones de burros cada año para abastecer la demanda de este producto supuestamente curativo. Y además afirma que la demanda está creciendo, si bien no hay cifras reales sobre este aspecto que avalen cuántos animales se matan realmente para abastecer la industria del ejiao.
En África, donde viven alrededor de dos tercios de los 53 millones de burros que hay en el mundo, hay una gran variedad de normativas, pues la exportación de sus pieles es legal en algunos países e ilegal en otros. Pero da igual: la alta demanda y los altos precios de las pieles alimentan el robo de burros, y Donkey Sanctuary dice que ha descubierto animales siendo trasladados a través de fronteras internacionales para llegar a lugares donde el comercio es legal, según añade el reportaje de la BBC.
Sin embargo, es posible que se llegue a un punto de inflexión pronto, ya que los gobiernos de todos los Estados africanos han decidido hace pocos días prohibir la matanza y exportación de burros. Brasil podría hacer muy pronto lo mismo.
Las mujeres pasan a asumir el trabajo de los animales robados
Aparte de la crueldad que supone esta industria, se trata de animales que transportan personas, bienes, agua y alimentos, por lo que constituyen la columna vertebral de muchas comunidades rurales de los países menos desarrollados. Millares de familias se quedan privados de la base de su sustento cuando les roban el burro del que son propietarios.
Faith Burden, veterinaria principal de Donkey Sanctuary, explica que las mujeres y las niñas son las más afectadas cuando se roba un animal. “Una vez que desaparece, las mujeres básicamente pasan a convertirse en el nuevo burro”, explica. Y hay una amarga ironía en esto, porque el ejiao se comercializa principalmente entre las mujeres chinas más ricas.
La propuesta para prohibir definitivamente este comercio en toda África se aprobó en el marco de la Cumbre de la Unión Africana, donde se reunieron todos los líderes estatales, los días 17 y 18 de febrero.
Desde China a otros países
Sin embargo, el problema podría trasladarse ahora a otras partes del mundo. De hecho, los productores de ejiao solían utilizar pieles de burros procedentes de China. Sin embargo, según el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de ese país, el número de burros se desplomó desde los 11 millones en 1990 a poco menos de 2 millones en 2021. Al mismo tiempo, el ejiao pasó de ser un lujo para unos pocos a convertirse en un producto popular y ampliamente utilizado.
Por ello, las empresas chinas buscaron proveedores de piel en el extranjero y fue así como se establecieron mataderos de burros en África, América del Sur y Asia.
Tras la fuerte caída de las poblaciones de burros en China, se han instalado mataderos en África, Asia y Sudamérica
Esta situación condujo a todo tipo de convulsiones internas en esos países. En Etiopía, por ejemplo, donde el consumo de carne de burro es tabú, se cerró uno de los dos mataderos que había en el país después de las protestas y disturbios callejeros que pedían su cierre.
Países como Tanzania y Costa de Marfil prohibieron el sacrificio y la exportación de pieles de burro en 2022, pero el vecino de China, Pakistán, legalizó el comercio. A finales del año pasado, los medios de comunicación anunciaron la creación de la primera “granja oficial de cría de burros” del país para criar “algunas de las mejores razas”.
El principal problema es que detrás de toda esta situación hay un gran negocio. Según la profesora Lauren Johnston, especialista en relaciones entre China y África de la Universidad de Sydney, el valor del mercado de ejiao en China aumentó de unos 3.200 millones de dólares en 2013 a unos 7.800 millones en 2020.
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