La desigual traslación del alza de los tipos de interés a los productos bancarios provocó una factura multimillonaria a los bolsillos de las familias españolas durante 2023. Los créditos se encarecieron de forma vertiginosa al reflejar el incremento de los tipos oficiales con que el Banco Central Europeo (BCE) trató de reducir la inflación. Paralelamente, las entidades retrasaron el mayor pago por los depósitos para que sus cuentas se beneficiaran lo máximo posible de los mayores ingresos por los préstamos. Así, las familias pagaron 28.102 millones de euros en intereses durante el año pasado, 10.041 millones más que en 2022, y ello a pesar de que el volumen de créditos vivos bajó un 2,4%. En cambio, cobraron 2.147 millones en intereses por sus depósitos y cuentas remuneradas, solo 1.917 millones más que en el ejercicio precedente.