El catedrático de Lengua Española y miembro de la Academia Canaria de la Lengua, Gonzalo Ortega Ojeda (Teror, 1954), acaba de publicar su último libro de cuentos, que lleva por título ‘La ropa vieja de pulpo’. Investigador de la dialectología canaria, la obra es una suerte de apunte notarial que trata de inmortalizar un léxico isleño arrasado por la globalización

Señor Gonzalo Ortega Ojeda. ¿Qué receta literaria lleva la ropa vieja de pulpo que usted nos sirve en la biblioteca?

No sé si es una receta, pero con el tiempo uno va aprendiendo. Se empieza escribiendo barrocamente y poco a poco entiendes que lo auténticamente literario radica en la sencillez, en la brevedad. Decía Machado en las Enseñanzas de Juan de Mairena, que ‘los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa’, en realidad lo que quiere expresar es simplemente ‘lo que pasa en la calle’. En definitiva, y usted lo sabe porque me consta por sus propios cuentos, la brevedad es un valor fundamental: la condensación expresiva. Que conlleva esos implícitos, como ocurre en el cine, para que el lector se sienta protagonista y que pasan por no darlo todo masticado. Y no. No hay recetas porque hay autores que desde el punto de vista teórico defienden un final efectista sorpresivo, pero un buen cuento puede tenerlo o no, todo depende de si está bien escrito, si su punto de vista narrativo es el adecuado. Hay quién dice que las tres primeras líneas de la obra ya preconizan si el texto será bueno o malo porque tanto los principios como los finales hay que trabajarlos mucho. Y, por otra parte, le he buscado un lenguaje ni muy rebuscado ni muy usual, ya que haces de menos al lector si es común y ordinario.