Falta de cercanía emocional con la pareja, depresión, enfermedades (como artritis, cáncer, diabetes, presión arterial alta o trastornos neurológicos…), algunos medicamentos (sobre todo los antidepresivos) o el consumo de drogas o alcohol pueden llegar a provocar un trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH). Se estima, de hecho, que una de cada cinco personas pierde el interés por el sexo en algún momento de su vida; en las mujeres el problema es aún más pronunciado (3 de cada 10), según el Servicio de salud de Reino Unido.