Opinión | En territorio comanche

El triunfo en Albacete permite al Oviedín del alma dormir una vez más en los ansiados puestos de play-off. Pero una cosa es quedarse a dormir y recoger los bártulos antes de que la compañía se despierte y se levante para hacer el desayuno, y otra muy distinta tomar posesión de parte de los cajones y la mitad del armario