Dice el presidente brasileño Lula da Silva que Maria Corina Machado debe dejar de llorar. Si el régimen de Maduro la ha inhabilitado y le impide presentarse a las elecciones, Lula recomienda agudizar el ingenio, buscar un candidato alternativo, como hizo él, y aceptar la realidad. La desconsideración del presidente brasileño no tiene límites. Él fue juzgado por un caso de corrupción y su candidato perdió limpiamente. En Venezuela las cosas son distintas. Maduro incumple todas las convenciones y acuerdos. Acordó con Estados Unidos, en torno a una mesa de negociaciones y ante facilitadores acreditados, cumplir unas medidas para favorecer la convocatoria de comicios libres. La oposición venezolana lo aceptó y los ciudadanos eligieron a la candidata. Ahora quiere impedir que la oposición gane las elecciones.

Maria Corina Machado ya ha anunciado que no piensa cejar en su batalla y no será Lula quien le marque el camino. Venezuela es una dictadura y si se deja a Maduro que organice las elecciones sin tener que cumplir con ningún requisito previo, el resultado es conocido de antemano. Si Lula y Sánchez, de viaje en Brasil se contentan con la convocatoria de elecciones habrá que recordarles que en democracia, además, hace faltan garantías constitucionales, partidos políticos libres y una prensa independiente. Sin alternancia, crítica y pluralismo no hay democracia.