Diez años después de la desaparición del avión de Malaysia Airlines, ocurrida el 8 de marzo de 2014, no se han tomado las medidas necesarias para impedir que ese misterio vuelva a repetirse. Burocracia, obstáculos tecnológicos y criterios económicos han retrasado la posibilidad de un seguimiento permanente de los vuelos por redes de satélites.