‘Eternal sunshine’
Ariana Grande
Republic-Universal
Pop-r’n’b
★★★
Con la de tendencias que se han ido sucediendo y solapando en los últimos tiempos, dentro y fuera de la corriente principal, y Ariana Grande ahonda ahora en el r’n’b sedoso que dominaba el juego en los últimos 90. Y va más atrás incluso: ‘Yes, and?’ evoca sin manías la trama bailable house (y el parloteo) de ‘Vogue’, de Madonna, y ‘Bye’ suena casi a la primera Whitney Houston.
A esas sonoridades apela para entregar su primer disco en cuatro años, recibido como un señor ‘divorce album’ y publicado solo cinco meses después de formalizar su ruptura (con el empresario inmobiliario Dalton Gómez). Obra en la que divaga en torno a la naturaleza del amor desde la (relativa) atalaya de los 30 años, tal y como desliza en la canción introductoria: «¿Cómo poder decir si estás en una relación correcta? / ¿Se supone que es algo que debes saber?». Pieza-preámbulo, sí, porque Grande se ha sumado a la corriente (muy Taylor Swift) de concebir el álbum como una sucesión de temas con trayecto narrativo, y no como un acopio de ‘singles’ sin más. De hecho, ‘Yes, and?’ es el único tema que ha aireado con anterioridad (el pasado enero), reservando así a los oyentes la audición de un álbum con contenido casi enteramente inédito.
El ojo público
‘Yes, and?’, aun con su descarado ‘vogueing’, es uno de los puntos calientes de este cancionero y presenta a Grande replicando a sus fiscalizadores: «no hagas comentarios sobre mi cuerpo / no respondas / tus asuntos son tuyos, y los míos, míos», susurra, y a propósito de sus cambios de pareja, carne de ‘gossip’, desliza: «¿por qué te importa tanto el *** que monto?» (insertando un silencio para no mencionar el órgano sexual masculino). En el corazón del álbum, el tema titular, con un minimalismo r’n’b de voz en falsete, viene precedido de una extraña cita de la astróloga ‘youtuber’ Diana Garland sobre el momento crítico que suponen los 29 años, edad en la que, al parecer, Saturno «te golpea la cabeza y te dice: ‘¡despierta!'».
Los caminos cósmicos elegidos por Ariana Grande conducen, en fin, a un álbum de escucha agradable, sin osadías ni innovaciones, en cuya elaboración figura el recuperado ‘hit maker’ Max Martin, y que ofrece medios tiempos sinuosos como ‘Don’t wanna break up again’ o ‘The boy is mine’, a los que daría su visto bueno Diana Ross. Modificando un poco el guion, destaca un tramo final en el que brillan el vivaz giro electro-pop de ‘We can’t be friends (wait for you love)’, la balada ‘Imperfect for you’ y ese tenue acto final llamado ‘Ordinary things’. Pieza esta que culmina con unos pensamientos en la voz de una tal Nonna, que no es otra que su abuela Marjorie, de 98 años, y que dejan un rastro de lección de vida: «Nunca te vayas a la cama sin dar un beso de buenas noches. Si no te apetece darlo, es que estás en el lugar equivocado. Sal de ahí». Jordi Bianciotto
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Tras dar en la diana del éxito con un elepé de debut tan estimulante como conciso, el grupo de Leeds afronta con ambición la prueba del segundo álbum y la supera con nota. La etiqueta post-punk se queda pequeña para contener la mezcla de funk, jazz, hip-hop de vieja escuela, dance, punk y pop sobre la que el carismático James Smith declama sus ingeniosas letras autobiográficas y el resultado es un disco menos inmediato que su predecesor pero más expansivo y suculento. Rafael Tapounet
‘The collective’
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‘Visions’
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