El PP necesita más claridad por parte de su familia europea y pasar a los hechos en un tema capital: la ley de amnistía que Pedro Sánchez ya ha terminado de pactar con Junts y ERC y que se convertirá en un asunto central de la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de junio. Una cita en la que de nuevo Alberto Núñez Feijóo se medirá con el líder socialista, coincidiendo con el final de la tramitación de la norma si no hay nuevos altercados parlamentarios. Los populares han apostado muy fuerte por la ofensiva en las instituciones comunitarias, convencidos de que las “líneas rojas” traspasadas -que afectan, con seguridad, al perdón a los delitos de terrorismo– tendrán consecuencias.
Los recados que distintos dirigentes del PP enviaron ayer a sus socios europeos, que se dan cita en un congreso muy importante para toda la familia conservadora en Bucarest (Rumanía) fueron muy claros. Esteban González Pons, el interlocutor de Génova y en quien Feijóo tiene delegadas las relaciones internacionales, muy especialmente las de Bruselas, afirmó que el apoyo del PP de España a la candidatura de Ursula von der Leyen a la reelección como presidenta de la Comisión Europea está supeditada a una “defensa” contundente al Estado de derecho en nuestro país.
El vicesecretario -que con toda probabilidad volverá a Europa a partir de junio- no escatimó en firmeza: debe hacer “de la defensa del Estado de derecho en España una de las razones por las que va a volver a ser elegida”. La vinculación es total y la exigencia de que haya un apoyo más contundente a la postura del PP, y que censure los pasos dados por Sánchez quedó expuesta a todas luces.
Fuentes de la dirección nacional confirman que las condiciones y los mensajes estaban “muy pensados” y “medidos” por “el peso que el PP tiene en la familia europea”, y que será todavía mayor a partir de junio. El partido de Feijóo es la segunda delegación, solo por detrás de la alemana. Y las expectativas de crecimiento en las elecciones de junio son de prácticamente duplicar el resultado actual (13 eurodiputados).
La otra condición que González Pons puso encima de la mesa para apoyar a la alemana, como adelantó El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, fue la “corrección de la política sobre agricultura” para que “los agricultores vuelvan a ser protagonistas”. Este diario ya explicó que Feijóo iba a impulsar las exigencias del campo ante sus socios, y que la visión de los países del sur se impondría ante los del norte, en un claro guiño al mundo rural, que se dice asfixiado por los objetivos verdes y la burocracia europea.
La situación tiene su complejidad porque los debates nacionales siempre tienen otra lectura en Europa, más aún cuando se necesitan grandes acuerdos entre las distintas familias europeas. El Gobierno siempre ha mostrado tranquilidad con la posición que tendría la UE sobre sus alianzas con los independentistas y la ley de amnistía, que sigue diciendo que será constitucional. Este miércoles lo dijo Sánchez de nuevo desde Brasil. Y eso que ya han existido peticiones de información sin que la norma esté aprobada.
El propio ministro de Justicia, Félix Bolaños, tuvo un desencuentro con el comisario europeo del ramo, Didier Reynders, después de que el español asegurara que la Comisión tenía “cero preocupación” ante la amnistía. El PP lleva meses promoviendo una ofensiva con el fin de informar de cada paso a Europa. También el eurodiputado de Ciudadanos, Adrián Vázquez, está dando la batalla en un sentido similar y de forma coordinada.
La sintonía de Von der Leyen y Sánchez
Y en mitad de todos estos movimientos trasluce una afinidad evidente entre la presidenta de la Comisión, la popular Von der Leyen, y Pedro Sánchez. Sintonía que en el PP de España nunca ha sentado muy bien, pero con la que han tenido que transigir. Ahora, reconocen, a las puertas de una campaña electoral en la que los populares se juegan todo, la necesidad de que las posturas queden claras es más evidente.
Por eso, en Génova tenían claro que debían poner encima de la mesa las condiciones aprovechando la fuerza del PP español. Y además, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también entró en escena participando en el congreso de los populares europeos y un mensaje claro en esta misma línea. La realidad es que muchos medios internacionales se han ido haciendo eco del perfil propio de la madrileña y en Europa están al tanto de su mayoría absoluta y el discurso que defiende.
Fue Ayuso la que quizá aportó mayor claridad al mensaje del PP cuando directamente pidió evitar el «compadreo” de su partido con Sánchez. En segunda fila miraba atenta Von der Leyen, según fuentes presentes, que se preguntaban con ironía si la presidenta de la Comisión se daría «por aludida».
La presidenta madrileña participó por primera vez en este foro, en una mesa con otros cuatro dirigentes regionales de otros estados miembro, y no dudó en presentar a Pedro Sánchez como enemigo de España y, en consecuencia, de Europa porque «el daño que están haciendo no tiene límites y es cosa de todos», dijo. Pero antes había sido incluso más clara, advirtiendo de que a la política no se viene “a quedar bien y hacer amigos” sino que “hay que llamar a las cosas por su nombre” aunque en esta profesión sea “complicado a veces”.
Valores y relación con la ultraderecha
Es también una evidncia que dentro del propio PP europeo hay debates intensos que deben resolverse pero, sobre todo, que deben convivir. Ocurre con la relación que deben tener con los partidos de ultraderecha en distintos países (en Alemania hasta el momento ha imperado el cordón sanitario total mientras que en España el PP ha firmado varias coaliciones con Vox). También en asuntos como la política medioambiental o en la migratoria, donde el consenso ha terminado pasando por endurecer la postura.
Pero no solo. Ayuso apeló durante su intervención a la necesidad de «no renunciar» a los valores tradicionales de los conservadores europeos. Señaló incluso la herencia de la cultura judeocristiana, «con o sin fe», y fue en ese momento cuando se llevó los aplausos del público, cuando en medio de esa disertación sobre los principios del PP europeo defendió que no es «avance» ni «progreso» que el aborto se convierta en un derecho constitucional en Francia o las políticas relativas al consumo de drogas sean más laxas en Alemania.
En el PP de Feijóo, muy cercanos también al líder de los populares europeos, el también alemán Manfred Weber, que no es cercano a Von der Leyen, se han convencido de endurecer el discurso en muchos aspectos. Pero, sobre todo, en un momento en el que la política nacional en España está totalmente contaminada por la ley de amnistía y los puentes con el PSOE están rotos. En Génova creen que la campaña europea pondrá a prueba al socialista y que Feijóo medirá su alternativa. Y en vista de los éxitos que pueden cosechar, el objetivo pasa por contar con un respaldo total frente a Sánchez.
Recientemente, el debate se ha vuelto a alterar por el borrador de la Comisión de Venecia -órgano consultivo del Consejo de Europa- que el Ejecutivo filtró asegurando que avalaba la ley de amnistía. Los populares dan por hecho que el órgano, que no entra al fondo sino que se queda en la forma, pone en tela de juicio todos los elementos clave de la norma.