Quien contrata los servicios de una cuidadora para velar por el bienestar de un familiar que no se vale por sí mismo brinda su más sincera confianza a la asistenta en cuestión. Y, más aún, cuando se trata de una anciana con alzhéimer de grado cinco que «no tiene capacidad de gobierno sobre sus decisiones». Pero no fue suficiente para que Johanna Elisabeth Montenegro (Nicaragua, 1971) le sisara 3.800 euros a esta señora al extraer dinero por el citado importe con la libreta bancaria de la víctima. Ahora, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza le ha condenado a un año y nueve meses de cárcel como autora de un delito de estafa con la agravante de abuso de confianza.