Los resultados de las primarias del Partido Republicano y Demócrata del martes en 15 estados y un territorio no han dejado lugar a sorpresas. En uno de los Supermartes, como es conocida esta jornada, menos emocionante y más predecible de la historia, Donald Trump y Joe Biden se han impuesto claramente a sus adversarios en todos los estados en los que se presentaban. 

En el lado republicano, Trump ha superado los 900 delegados y se acerca irremediablemente a los 1.215 que aseguran la nominación. Antes de la cita, el candidato ya se había asegurado 273 delegados. 

Muy tocada sale la exembajadora de la ONU, Nikki Haley, que acumula 53 delegados y sólo ha conseguido imponerse a Trump en el estado de Vermont y el Distrito de Columbia, con lo que, si la tendencia se mantiene, el magnate neoyorquino podría proclamarse ganador matemáticamente la semana que viene.

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Trump se hizo este Supermartes con las dos grandes cestas de delegados: la mayoría de los 161 delegados de Texas, al obtener el 78% de los votos, y con los 169 de California, con más del 70% del escrutinio.

En otros estados del sur Trump mantuvo unos márgenes abismales, con el 84% de Alabama o el 77% de Arkansas, mientras que en estados clave en noviembre como Virginia (63%), Carolina del Norte (75%) o Minnesota (68%), marca un dominio entre los conservadores de Estados Unidos inédito en décadas.

Los puntos débiles de Trump

No obstante, los resultados muestran también los puntos débiles de Trump, que tiene frente a él en estados como Colorado o Virginia -más urbanos, moderados y diversos- a un tercio del electorado conservador, un porcentaje que es incluso más abultado entre las mujeres.

La últimas encuestas dan mejores resultados a Haley en una hipotética contienda presidencial contra Biden, frente a la intención de voto para Trump, algo que demuestra que hay gran número de indecisos a ocho meses de las elecciones y que si quiere ganar el expresidente republicano debe atraer a un electorado de centro, incluido el electorado afroamericano e hispano.

Biden, por su parte, se impuso claramente en las primarias demócratas, que también repartía aproximadamente un tercio de los delegados. Los otros dos candidatos, Dean Phillips y Marianne Williamson, como era de esperar, no lograron ningún delegado en ninguno de los 15 estados y un territorio (Samoa Americana) donde se celebraron primarias. 

Pese a que Biden, que dominó una primarias sin rivales de talla con porcentajes por encima del 80% en casi todos los estados, encara la campaña con una buena situación económica en Estados Unidos, el presidente no parece que vaya a poder dar protagonismo al eslogan de Bill Clinton en la campaña de 1992, Es la economía, estúpido.

¿Seguirá Haley en la carrera? 

Después de que Haley lograra su primera victoria en Washington D. C. el domingo, el Supermartes era una de las últimas esperanzas para la exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora de Trump ante las Naciones Unidas. Sin embargo, al igual que en el pasado, no parece que la candidata vaya a abandonar la carrera a pesar de las crecientes presiones dentro de su partido para que abandone. 

Algunas voces republicanas señalan que la continuidad de Haley, con pocas posibilidades para ganar, tan solo perjudica a Trump en su campaña para llegar a la Casa Blanca. En el Partido Demócrata, en cambio, están más que satisfechos por la perseverancia de la candidata y sus críticas cada vez más duras contra el neoyorquino. “Creo que es una de nuestras mejores sustitutas”, indicó el gobernador de California, Gavin Newsom, en la CNN el mes pasado.  

Haley, por su parte, defiende que los votantes tienen “derecho a una elección real, no a una elección al estilo soviético con un solo candidato”. “Tengo el deber de darles esa opción”, afirmó después de la dolorosa derrota en su estado natal Carolina del Sur el pasado 24 de febrero.

Sin embargo, numerosos analistas en EEUU afirman que la verdadera razón detrás de este posicionamiento es consolidarse como la candidata alternativa al Partido Republicano en caso de que Trump fuera condenado por cualquiera de los 91 cargos a los que se enfrenta. Otros consideran que su objetivo es simplemente darse a conocer para un futuro postulamiento a liderar el Partido en unas elecciones presidenciales. 

El peligro del voto propalestino

A diferencia de Donald Trump, el mayor adversario de Biden en su camino a la Casa Blanca no es ningún candidato, sino los votos ‘Uncommitted’ (no comprometidos). Al igual que la semana pasada en Michigan, un buen puñado de demócratas decidieron no apoyar a ningún candidato demócrata en señal de protesta por la política de Biden en el conflicto de Gaza

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Desde hace semanas, una campaña llevada a cabo por una coalición conocida como Listen to Michigan instó a los demócratas descontentos con el apoyo de Biden a Israel a votar ‘Uncommitted’ con el objetivo de mandar el mensaje de que si no cambian las cosas, el presidente podría llevarse una sorpresa en las urnas el próximo 5 de noviembre. En Minnesota, uno de los estados con una población musulmana considerable, también se lanzó una campaña similar para obtener votos no comprometidos. 

En una campaña donde la victoria en las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre podría definirse en unos pocos estados indecisos, Biden podría enfrentarse a una situación análoga a la de Hillary Clinton en 2016, cuando perdió la presidencia por un estrecho margen de votos. En Michigan, por ejemplo, los resultados se decidieron por apenas 10.740 votos, lo que resalta la importancia que los votantes no comprometidos podrían desempeñar en la carrera presidencial de Biden.