Marta vive encerrada bajo llave en su habitación dentro de su propia casa en Badalona desde que denunció a su pareja por malos tratos, una denuncia que nunca llegó a tramitarse en el juzgado como violencia de género porque la persona que le agredía cambió su género y ahora es legalmente una mujer.

«El cambio registral hace que la víctima no tenga consideración de victima de violencia de genero, por tanto, no puede acceder a ninguno de los recursos por serlo», ha dejado claro su abogada, Nuria González.

A ojos del Tribunal, la denuncia es por violencia intrafamiliar y no por violencia de género, y esto perjudica directamente a la víctima, como ha explicado la letrada, y, además, favorece al agresor con rebaja de penas.

Además, Marta no solo no puede acceder a ningún recurso para protegerse de su agresor, sino que se ve obligada a convivir con él entre las mismas paredes. «No me puedo fiar», ha explicado Marta, que está viviendo un infierno.

Su expareja, además, está buscando que dejen el domicilio pero la vivienda es de ambos al 50%.

Marta ha contado que durante un tiempo, su marido sí le dijo que quería ponerse pecho o vestir con ropa de mujer, pero ella ha asegurado que fue a una psiquiatra especializada y el diagnóstico que le hizo era de «travesti, y no de transexual».

«Lo ha utilizado para ejercer violencia física y psicológica sobre mí«, ha afirmado Marta, que además ha añadido que la está controlando y viviendo un infierno.