La inflación alimentaria en España, del 7,4 % entre enero de 2023 y el mismo mes de 2024, era la quinta más elevada de los 38 países de la OCDE, cuando la inflación general se situaba en el 3,4 %, muy por debajo de la media del 5,7 %.
Con los datos publicados este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los alimentos en esos doce meses sólo habían subido más que en España en Grecia (8,3 %), Noruega (8,7 %), Islandia (8,9 %) y Turquía (69,7 %).
En el otro extremo, los alimentos se abarataron en ese periodo un 4,8 % en Costa Rica, un 3,9 % en la República Checa y un 0,3 % en Lituania, y sólo progresaron un 1,2 % en Estados Unidos y un 1,6 % en Finlandia. En la Unión Europea el alza fue del 5,1 %.
La inflación general en la OCDE bajó tres décimas en enero respecto a diciembre, cuando había sido del 6 %, y eso se debió a un menor incremento de los alimentos (con una progresión interanual del 6,2 % en enero, frente al 6,7 % en diciembre) y a una mayor caída de la energía (-3,3 % en el primer mes de 2024, comparado con -2,3 % el último de 2023).
En enero había 14 de sus miembros con una inflación inferior al 3 % e incluso era negativa para Costa Rica (-1,9 %). En el otro extremo, las más elevadas fueron las de Turquía (64,9 %), Colombia (8,3 %, un punto porcentual menos que en diciembre) y en Islandia (6,7 %).
Detrás de las altas inflaciones en Turquía y Colombia está particularmente la energía, con aumentos interanuales del 28,9 % y del 27,1 %, respectivamente.
La inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles que son la energía y los alimentos, cayó una décima en enero en el conjunto de la OCDE, hasta el 6,6 %. En España esa inflación subyacente disminuyó en dos décimas, al 3 % y era la séptima más baja del ‘club de países desarrollados’.