Los partidos políticos encaran las últimas semanas antes del inicio de la campaña electoral para las elecciones vascas. Los comicios, fechados para el próximo 21 de abril, serán los segundos de los tres que hay previstos para este año. El primer envite electoral se saldó con otra mayoría absoluta del Partido Popular en Galicia; la quinta consecutiva. Un espaldarazo a la dirección nacional en mitad de la tramitación de la Ley de Amnistía y a los pocos meses de la constitución del nuevo Gobierno de coalición liderado por el socialista Pedro Sánchez.
Las elecciones en el País Vasco determinarán quién lidera en Euskadi: el Partido Nacionalista Vasco, o si se produce un giro de timón y pasa a ser EH Bildu la principal formación de la comunidad autónoma. Una situación que podría afectar a la buena relación de los nacionalistas vascos con el Partido Socialista en el Congreso: los cálculos que hacían en Génova hace meses —adelantados por ECD— invitaban pensar en que el PNV se podría abrir a secundar una moción de censura a Sánchez si perdían la lehendakaritza.
Sin embargo, según ha podido escuchar El Chivato, en el PP ahora rebajan la importancia y el impacto de los comicios vascos. En la cúpula del partido consideran que ha de hacerse una lectura regionalista de las elecciones, no nacional. Los populares calculan que cualquier resultado en Euskadi responde a las características de la política vasca, pero no vienen determinadas por la influencia nacional de PP y PSOE.
Esta reflexión viene precedida del dato incontestable de que ni PP ni PSOE han sido nunca fuerzas hegemónicas en el País Vasco. Una circunstancia que solo se da en dicha región. En Cataluña, los socialistas consiguieron ganar los últimos comicios y en el resto de comunidades alguno de los dos principales partidos a nivel nacional consiguen, como mínimo, situarse en segunda posición. Pero en estos comicios, tanto PSOE como PP optan, como máximo, a la medalla de bronce. En cambio, los populares sí consideraron que Galicia suponía un impulso para Feijóo y un varapalo a Sánchez.
Un análisis que se basa en dos diferencias: primero porque el candidato popular había sido vicepresidente del actual presidente del PP, y segundo porque se trata de una autonomía dirigida por PP y PSOE que puede reflejar más la realidad del país. Sin embargo, en Euskadi el bastón de mando casi siempre ha caído del lado nacionalista y restan enteros a cualquier lectura en clave nacional.
Esta posición también sirve de cortafuegos entre la dirección de los populares vascos y la cúpula nacional del partido. Precisamente, la región vasca es una de las asignaturas pendientes del PP en la última legislatura. En 2020, el PP se presentó junto a Ciudadanos y obtuvieron seis escaños, casi la mitad que los socialistas vascos. Una caída de tres escaños respecto a los comicios de 2016, cuando igualaron al PSOE vasco.