El belga Jasper Philipsen (Alpecin-Deceuninck), uno de los mejores velocistas del momento, no tuvo rival en el esprint final de la segunda etapa en la Tirreno-Adriático, de 198km, y se llevó el triunfo de manera holgada, cruzando con los brazos abiertos en una carrera en la que el español Juan Ayuso (UAE) llegó a la meta a 3 segundos y mantuvo el liderato en la general.
Etapa que fue de menos a más. Calmada en el inicio y descontrolada después, con mucha actividad y de accidentado final tras 4:32 de duración en la que Philipsen volvió a exhibir todo su potencial en los últimos metros. Arrasó el belga por delante de su compatriota Tim Merlier (Soudal Quick-Step) y el eritreo Biniam Hailu Girmay completó el podio. No tiene rival en los momentos decisivos.
Después del triunfo milimétrico del español Juan Ayuso (UAE) en la primera toma de contacto en la «carrera de los dos mares», en una contrarreloj en la que se hizo con la ‘Maglia Azzurra’ de líder de la competición tras aventajar en un segundo al favorito contra el crono, el italiano Filippo Gana (INEOS), dio comienzo la verdadera competición en una etapa de 198km entre Camaiore y Follonica, ambas localidades en el lado del Tirreno.
Entre todo el caos final, el Alpecin-Deneuninck hizo su buen trabajo para colocar a Philipsen. Ayuso estaba bien posicionado, pero en cuanto arrancó la bestia belga no hubo nada que hacer. Con tiempo para mirar a ambos lados, sintiéndose ganador, levantó los brazos en la meta.
Un recorrido perfecto para Philipsen
El recorrido estaba pensado para un final al esprint -perfecto para un Philipsen que no falló- por su condición mayoritariamente plana con la excepción de la subida por el puerto de Castellina Marittima -que coronó a Bais (EOLO-Kometa) como el primer líder de la montaña- pero que una pequeña fuga intentó evitar ante la permisividad de un pelotón que se mantuvo impertérrito.
Hubo una escapada inicial que intentó esquivar un final igualado, protagonizada, además de Bais, por el suizo Jan Stöckli (Team Corratec) y por los también italianos Lorenzo Quartucci (Team Corratec) y Filippo Magli (Green Project-Bardiani), que llegaron a rodar a 5:30 minutos del pelotón en su máxima ventaja, en los primeros 30 kilómetros de la etapa.
A partir de ese momento, cerca de la zona de Pisa, la fuga empezó a perder fuerza y el pelotón recortó 2:30 minutos sin apenas hacer esfuerzo reduciendo la distancia superados los primeros 100km, justo después de que Bais se colocara líder de la montaña.
El descenso favoreció al grupo mayoritario, mucho más fresco. Apretó el Alpecin-Deceuninck a 80 kilómetros de la meta para poder preparar el terreno a su mejor velocista, Philipsen, y dejó el pelotón a apenas 50 segundos. La fuga tenía los kilómetros contados. Y Philipsen estaba ya frotándose las manos.
Eso sí, el esprint intermedio, a falta de 60 km, dio la bonificación a los valientes que iniciaron la escapada con 5 puntos (3 segundos) para Stockli, 2 segundos para Quartucci y uno para Magli.
El esfuerzo de Stockli por llevarse el esprint intermedio con un ataque a 600 metros del punto dejó sentenciados a Quartucci y Magli, que no pudieron aguantar el ritmo del suizo y se unieron al pelotón pocos kilómetros después. Stockli fue engullido por la masa a poco más de 35km.
Finalizado el sueño de los escapados, comenzó la verdadera carrera. Hubo mucha pelea por coger los primeros puestos para preparar a los esprinters y aumentó sobremanera la velocidad (unos 50 km/h) de la carrera. Hubo una caída sin consecuencias, Mark Cavendish (Astana) pinchó y se quedó descolgado sin posibilidades de esprint.
No terminaron los accidentes en el fin de la etapa y el inglés Chris Froome (Israel Premier Tech) no pudo acabar.
Ayuso será triple líder general, puntos y jóvenes en la tercera etapa, de 225km entre Volterra y Gualdo Tadino, similar a la disputada este martes, llana en su mayoría, y todavía con 22 segundos de renta sobre el danés Jonas Vingegaard, favorito para levantar el tridente.