Lleva cinco años al frente del Ballet Nacional de España, la compañía pública dedicada a la danza española y el flamenco. La de Rubén Olmo (Sevilla, 1980), Premio Nacional de Danza 2015, es una historia de amor por esas artes desde su infancia en uno de esos barrios populares de Sevilla donde las familias se afanan como pueden para sacar adelante a su familia. Hijo de limpiadora y carpintero, a Olmo lo que más le gustaba desde niño era bailar, y soñaba con hacerlo en el Ballet Nacional, cuyos bailarines empapelaban las paredes de su dormitorio. De él dicen quienes le conocen que es una enciclopedia andante de la danza. Recuerda como nadie la historia de la compañía que dirige desde 2019 y los bailarines y coreógrafos que pasaron por ella. También los que no, y deberían haberlo hecho.