‘La Batalla cultural’ lleva por título un libro del joven escritor argentino Agustín Laje que se disemina por América Latina como un silencioso secreto de ventas. Laje, quien tiene 2,2 millones de suscriptores en YouTube, se ha mostrado exultante los últimos días por decisiones políticas que promovió por años en las redes sociales: los Gobiernos de ultraderecha de Argentina y El Salvador han dado los primeros pasos para demoler las políticas de género en sus países. La Administración de Javier Milei ha ido incluso más lejos al cerrar el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). «Qué hermosa noticia: la neoinquisición de INADI se acabó. Los parásitos que vivían de vigilar y silenciar a los demás, ahora tendrán que buscarse un trabajo honesto», se pronunció.
Laje no está solo en el espacio virtual, pero encarna como pocos un nuevo momento regional en el que, con Milei y Nayib Bukele a la cabeza, ya no solo confronta públicamente y con vehemencia contra la «ideología de género» sino que intenta desde el Estado convertir en letra muerta lo que considera apenas un disfraz del «marxismo cultural».
Pocos días antes del 8M, el anarco capitalista ordenó que la Administración Pública se abstenga no solo de utilizar el lenguaje inclusivo sino «todo lo referente a la perspectiva de género». El portavoz de Milei, Manuel Adorni, informó de que, de ahora en adelante, «no se va a poder utilizar la letra -e, la arroba, la –x». Pero, a la vez, se considera «innecesaria» la inclusión del femenino «en todos los documentos» estatales. A partir de ahora, decir «generala», «sargenta» o «soldada» será considerado una «falta» al reglamento. La ultraderecha argentina quiere ir más lejos. El propio representante de los abogados del Estado, Rodolfo Barra, se ha puesto al frente de las iniciativas para anular la ley que despenaliza el aborto.
«Confirmado: todo rastro de la ideología de género lo hemos sacado de las escuelas públicas», dijo, como si fuera un acto reflejo de lo que ocurre en Argentina, el ministro de Educación salvadoreño, José Mauricio Pineda. «Todos estos contenidos han sido expulsados de guías, libros y demás materiales educativos», precisó luego Bukele.
El efecto Bolsonaro
En 2019, con la llegada al poder de Jair Bolsonaro, Brasil parecía ser la excepción a una regla adoptada en la región a partir de la mayor visibilidad de los colectivos feministas y sus denuncias de la violencia machista. El excapitán del Ejército fue el iniciador de esta ofensiva desde los Gobiernos. Bolsonaro perdió las elecciones en 2022, el año pasado lo suspendieron hasta 2030 en el ejercicio de los cargos públicos. El pasado 25 de febrero reunió a una multitud en San Pablo reclamó para sí su condición «padre fundador» de las ideas que pasaron a encarnar Milei y Bukele.
«No queremos socialismo. No podemos admitir el comunismo ni la ideología de género. Queremos la defensa de la vida desde su concepción. Debemos trabajar todos los días para lograrlo», dijo, convencido de que su programa volverá a ser adoptado por un presidente brasileño en 2027, aunque no sea candidato.
«¿Cómo sacar a tu hija del feminismo?»
En Chile, donde una Constitución de fuerte contenido paritario no fue aprobada en las urnas en setiembre de 2022, funciona otra de las usinas que batallan contra las políticas de género. El 5 de abril se llevará a cabo una conferencia internacional llamada ‘¿Cómo sacar a tu hija del feminismo?’. La chilena Vanessa Kaiser será la animadora principal: «Somos millones las mujeres que no nos sentimos representadas por un movimiento colectivista que anula nuestra singularidad. Tampoco aceptamos la patraña de ser víctimas de los hombres». Proviene de una familia consagrada a una misma lucha. Su hermano Alex, autor de ‘La tiranía de la igualdad’, es otro de los publicistas con fuerte prédica regional.
Su otro hermano, el diputado Johanes, quiere ser candidato presidencial en 2025. Es conocido por una misoginia de la que ahora asegura arrepentirse. «Esas feministas que aparecen ahora, diciendo haber sido violadas y que no denunciaron a tiempo a sus agresores, son cómplices de las violaciones que estos pudieron perpetrar, gracias a su silencio», aseguraba hasta hace poco.
‘¿Cómo sacar a tu hija del feminismo?’, provoca tempranas controversias en Santiago de Chile. Se la observa como un intento de ampliar en la región la onda expansiva de la bomba anti derechos detonada por Milei. La brasileña Sara Huff, quien pasó del feminismo radical a convertirse en una feroz antiabortista, anunció su participación en la jornada. Tiempo atrás se hacía llamar Sara Winter. Su conversión fue estridente en Brasil. Quedó materializada en ‘Siete veces que el feminismo me ha traicionado’, antes de integrarse al Gobierno de Bolsonaro.
Los libros de Laje y Huff no parecen ser ajenos a la senadora colombiana María Fernanda Cabal, quien quiere que su país siga la senda iniciada por el anarco capitalista. «La ideología de género es un asco, las mujeres -sostiene la aspirante en 2026- somos capaces, con la cabeza, de hacer el mismo trabajo de los hombres, pero no nos vas a igualar ahora con la fuerza física», aseguró al diario ‘El Tiempo’, de Bogotá. «A mí me gusta la mujer femenina, me gusta estar arreglada, sentirme bonita, me gusta ser atractiva para el género masculino. Pero no lo de hoy, que es odiar, odiar y odiar».
Escándalo en Perú
Los cambios en Argentina y El Salvador renuevan discusiones en Perú, donde este martes la Fiscalía General abrió una investigación contra el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, por presunto acoso a mujeres a las que ofrecía a cambio trabajos en el área estatal. «No he cometido ningún acto ilegal», dijo Otálora desde Canadá, antes de subirse a un avión por expresa orden de la mandataria provisional, Dina Boluarte.
La ministra de la Mujer, Nancy Tolentino, dijo que «retorno inmediato» del ‘premier’ obedece a la necesidad del «disponer las acciones convenientes» frente a un caso que ha ganado centralidad política. «Pedimos al sistema de justicia continuar con las investigaciones para que pueda resolver lo antes posible», añadió Tolentino.