Cuando ocurrió la tragedia de Campanar hace apenas diez días, muchos nos preguntamos e incluso sentimos culpa por iniciar, casi sin pausa, la fiesta de las Fallas. Pero lejos de ser esta celebración una anomalía cuando la ciudad está todavía compungida, pueden ser el altavoz perfecto para que los valencianos expresen de todas las maneras posibles el dolor que todavía impregna la ciudad.