Ya puedes leer y escuchar la línea editorial COPE de la mañana de este martes 5 de marzo de 2024
Arranca en China el pleno anual de la Asamblea Popular Nacional, lo más parecido a una revisión pública sobre el estado del país, sobre sus objetivos, y sobre sus relaciones con el resto del mundo. La buena noticia de entrada es que la agenda no estará dominada por las tensiones geopolíticas. La mala, la evidencia de que los tecnócratas y aperturistas pierden peso ante el férreo control político que ejerce en todos los ámbitos de la vida social el presidente Xi. En lugar de medidas frente a la desaceleración o la crisis inmobiliaria, se esperan anuncios más bien vagos sobre lo que el Partido Comunista denomina “desarrollo de alta calidad”. El problema es que “calidad” se ha convertido a menudo en eufemismo de sumisión al Gobierno, sin importar la penalización a los sectores más dinámicos de la economía. Hay, claro está, elementos de coherencia en el planteamiento largoplacista de Xi, quien sin embargo tendrá que hacer frente a dos barreras a las que quizá no esté tan acostumbrado. Una es la preocupación de la población china por las malas perspectivas económicas, lo que hace prever cierta flexibilización en la negativa a implantar estímulos monetarios. Otra barrera es el clima más selectivo ante la globalización en el resto del planeta, lo que puede frenar las exportaciones chinas de vehículos eléctricos o paneles solares. Por si esto no bastara, las inversiones se están trasladando a otros países asiáticos percibidos como destinos más seguros. Si Xi puede controlar la economía, el resto del mundo, o al menos Occidente, ha decidido que puede imponer límites a las relaciones económicas con China.