Científicos de la Universidad de Utah y el Departamento de Defensa de Estados Unidos analizaron la incidencia geográfica y otros factores relacionados con el avistamiento de fenómenos anómalos no identificados (UAP), anteriormente conocidos como objetos voladores no identificados (OVNI). La investigación concluye que se informaron, desde 2001 hasta 2020, muchos más avistamientos en el oeste y el noreste de Estados Unidos, a lo largo de algunas áreas aisladas que parecen ser los «puntos calientes» del mapa UAP. Por otro lado, los «puntos fríos» o con menor cantidad de avistamientos se ubicaron en las llanuras centrales y el sudeste del territorio estadounidense.