Recordaba anoche en el Teatro Cervantes la escritora Elvira Lindo cómo una vez una profesora le dijo a su amigo Javier Cámara: «Tienes unos ojos demasiado pequeños para el cine». Se equivocaba, por supuesto, porque, zanjó la autora y amiga del intérprete, «no hay que tener grandes los ojos sino grandeza en la mirada». Sólo así el de La Rioja ha podido ser el inolvidable Benigno de Hable con ella, el pescadero Rafi de Torrente: el brazo tonto de la ley, contable de narcotraficantes (la serie Narcos) hasta un cardenal en The young pope, además de múltiples personajes en series de televisión que han terminado por sumarse como miembros a las familias de los espectadores. Todos ellos son Javier Cámara, el cómico consumado, el profesional perfeccionista y el compañero generoso, y por eso el Festival de Málaga, donde ya ha conseguido en dos ocasiones la Biznaga al Mejor Actor, reconoció su carrera y su propia existencia con su máximo honor, el Premio Málaga.

Con sus fans en la alfombra roja. GREGORIO MARRERO


Con la Biznaga, la tercera ya, en la mano, Cámara se mostró, como siempre, agradecido y consciente de dónde pisa y de dónde viene. «Soy un chico de pueblo [de Albelda de Iragua] y me quiero acordar ahora de los pueblos. En muchos pueblos ya no hay cines ni teatros pero sí gente con mucho talento que quiere viajar a Madrid o a Barcelona para ser actores, directores, escritores… Este premio es para todos ellos y ellas. Que lo intenten, que lo sigan intentando. No les voy a dar ningún consejo; voy a darme un consejo a mí y a los de mi generación: que recibamos con las mayores sonrisas posibles a las nuevas generaciones cuando lleguen a un set, a un escenario, porque nos van a hacer crecer más, van a arrasar con el mundo gracias a su talento y sus historias», expresó en su discurso de agradecimiento.

Minutos antes, recién empezada la gala, en un vídeo grabado estos días, Javier Cámara resumió la fórmula de su trabajo y el secreto de su pasión: «Este trabajo es 99% oficio y 1% magia. Así que tienes que estar entrenado, ser buen compañero, llegar a tiempo y haber estudiado para que a veces, a lo mejor una vez cada 3 ó 5 años, se produzca ese momento mágico por el que serías capaz de matar».

Además de Elvira Lindo, acudieron al homenaje del Festival de Málaga a Javier Cámara amigos y amigas como Paloma Juanes, su representante; Luis San Narciso, director de cásting y Félix Sabroso, director de cine.

Javier Cámara recoge el Premio Málaga del Festival. Gregorio Marrero


«Sin miedo a nada»

Horas antes de la gala, en un encuentro con los medios, el intérprete riojano confesó que se siente que se encuentra en una etapa personal y profesional en la que ya no tiene «miedo a nada», tampoco a enfrentarse a su trabajo, que es «gloria bendita» y le ha «salvado la vida».

Cámara se considera un actor «muy privilegiado, de los pocos que trabajan anualmente y están diciendo no a cosas», mientras «el 80 por ciento de la profesión está casi en paro, ganando poco dinero o subsistiendo de otras cosas». En sus inicios, asegura que no soñó «nunca» con el cine ni con la televisión, porque quería «ser actor de teatro», y entró en la Escuela de Arte Dramático de Madrid aconsejado por un profesor. «Hoy no podría soñar con una tarea como la que he tenido«, dice echando la vista atrás. Eso sí, el entusiasmo sigue intacto, como los nervios: recordó el intérprete cómo en un descanso de la grabación de la serie 7 vidas, Cámara le preguntó a su compañerea Amparo Baró mientras ésta fumaba si a esas alturas de su carrera todavía se ponía nerviosa, y la actriz le contestó: «Va a más, Javier, va a más«.