El Museo Thyssen-Bornemisza convierte su planta baja en un espacio que condensa los 11.850 kilómetros que separan a España de Filipinas. O más bien, que los unen. Es En busca de la vida, una instalación audiovisual que se inaugura este 5 de marzo y que podrá visitarse hasta el 26 de mayo. En ella, las crisis migratorias, la historia colonial y el sentido de la identidad se explican a través de la migración de las mariposas monarca.
Lo ha hecho la artista filipino-canadiense Stephanie Comilang, quien presenta lo que ella define como «su obra más extensa y ambiciosa hasta la fecha» de la mano de TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary con la colaboración de la Fundación Ecolec.
Fibra de piña y dos pantallas enfrentadas
«El trabajo es un testimonio increíble de la realidad ecológica a la que nos enfrentamos actualmente», ha dicho el codirector de TBA21 Markus Reymann durante la rueda de prensa en el Thyssen, quien ha hecho especial hincapié en la interseccionalidad de la exposición.
El espacio sitúa al visitante en una experiencia en la que dos grandes pantallas enfrentadas muestran, a la vez, las dos caras de un mismo documental. La película nos lleva desde la creación de rutas mercantiles como la del Galeón de Manila hace 250 años, hasta el tráfico mundial de mercancías marítimas que ocurre en la actualidad. Todo visto desde una mirada humana (con permiso de las mariposas) en la que los marineros filipinos se convierten en los perfectos narradores de historias.
«La obra habla de una memoria que tiene presencia en el presente», ha afirmado la comisaria Chus Martínez. Una memoria que también está presente en las otras zonas de la instalación.
Junto al documental, la exposición presenta el pasado colonial español a través de una serie de piezas textiles realizadas en fibra de piña, fruta que introdujeron en Filipinas y que se convirtió en el tejido tradicional del país. Imágenes de mariposas, flores de patata, café, vainilla o banano son los bordados que se muestran y que recuerdan a los mantones de Manila, subrayando un pasado colonial que se mantiene en la actualidad.
La mariposa monarca, primera narradora
Comilang sabía que quería hablar sobre las crisis migratorias, la identidad y el hilo histórico que conecta España con Filipinas. Lo que no sabía era que las mariposas iban a ser clave en el resultado final. Lo supo una mañana, cuando su marido le comentó el sueño que había tenido la noche anterior: «Me dijo que había soñado con que yo hacía una exposición». En ella, las mariposas eran el elemento principal, «y de ahí nace la idea de usar las mariposas como principal metáfora».
Pero no cualquier mariposa, sino las mariposas monarca. Durante años, se pensaba que este tipo de mariposas morían en invierno, hasta que descubrieron que lo que realmente hacen es migrar. Concretamente cuatro mil kilómetros, desde Estados Unidos y Canadá hasta los bosques de abetos de México. Sin embargo, las mariposas que inician la travesía no son las mismas que la acaban. Durante la migración, las mariposas se reproducen y mueren, y es su descendencia quien llega al destino que inició su progenitor. «Son la definición perfecta de metamorfosis», afirma Chus Martínez, «nacer de una forma y morir de otra».
Las rutas migratorias no es lo único que podría unir a este tipo de mariposa con los marineros, también lo es el naranja. «Es muy fácil ver a una mariposa monarca sobre el mar, gracias a ese contraste entre el azul del agua y el naranja de las alas», observa la artista. Un color con el que también se identifica al chaleco salvavidas de los marineros y que contrasta con el océano de la misma manera que lo hacen las mariposas.
Historias, idiomas y personajes entrecruzados
«Toda esa historia conforma una identidad que ahora es nuestra», ha dicho la artista sobre las relaciones entre los países. Una diversidad de identidades que se muestran en el documental, y que incluye «multitud de historias entrecruzadas, líneas temporales y personajes tanto humanos como no humanos, que narran distintas experiencias migratorias y las conexiones entre ellas», como define.
Y lo hace a través de la visión de, concretamente, seis personajes: una mariposa, la historiadora Guadalupe Pinzón Ríos; la especialista en mariposas de Filipinas Aster T. Badon; el florista Michael John Díaz y el pintor Joar Songcuya, ambos exmarineros filipinos; y Simón, un niño mexicano de Michoacán.
Ellos son las voces que nos llevan de la mano por sus experiencias, hablando en un inglés, español y filipino originales que están subtitulados a los dos primeros idiomas durante la proyección.
«Nos acerca a una comunidad que vemos casi cada día», ha dicho Chus Martínez sobre En busca de la vida. «Restituye la dignidad de la posibilidad de la vida de todas las comunidades que conviven con nosotros». Durante la rueda de prensa en el Museo Thyssen, la comisaria lamenta la falta de conocimiento general de las relaciones entre España y Filipinas. «Instalaciones como esta ayudan a aprender ya no desde la culpa, sino desde la posibilidad», sentencia.
Todas las claves de la actualidad y últimas horas, en el canal de WhatsApp de El Independiente. Únete aquí