Quedan apenas cuatro meses para que se celebren las elecciones europeas y toca hacer balance. Revisar lo logrado, pero también las cosas que quedan por hacer. En materia de igualdad son muchas. Entre los asuntos pendientes destaca la revisión de la primera directiva sobre violencia de género. El camino que ha seguido la normativa en los pasillos de Bruselas no ha sido fácil ya que a pesar de que se llegó a un acuerdo el pasado mes de febrero, el Parlamento y el Consejo tendrán que aprobarlo formalmente en abril. Las expectativas son alentadoras aunque Francia y Alemania (ambos países con un gobierno progresistas) dijeran que no a la norma. El motivo que les llevó a tumbarla fue que supuestamente no contaba con una base jurídica para incorporar la violación como tipo penal. De hecho, las negociaciones han encontrado el conflicto en la definición de violación que ha sido uno de los puntos de mayor desacuerdo. Desde el Parlamento se ha defendido durante todo el proceso basarla en la ausencia de consentimiento. Sin embargo, la legislación tradicional de la UE la reduce al supuesto a violencia, amenazas o imposibilidad de la víctima a resistirse, sin tener en cuenta el consentimiento.