Laurentino Álvarez Fernández, «Tino Tarralva», falleció este domingo en Grado a los 85 años de edad. Hombre muy apreciado y respetado en la villa, regentó durante más de medio siglo la Joyería Tarralva junto a su hermano Manuel, fallecido en 2021. Ambos construyeron un negocio que se convirtió en un referente dentro y fuera del concejo y que a día de hoy sigue siendo un emblema del comercio tradicional moscón.
Tino Álvarez, casado con Mari Carmen Pravia, tuvo tres hijos, Maica, profesora de música, Eva, al frente de la joyería actualmente, y Lauren, ya fallecido. Tenía tres nietos: Alicia, Lauren y Mauro.
Fue presidente del Club Deportivo Mosconia, coordinador de la Hermandad de Donantes de Sangre en Grado (su viuda recordaba ayer que consiguió que el autobús fuese a la villa para recibir donaciones), y presidente del Casino de la capital moscona. Además de los relojes, con formación en Barcelona y Suiza, otra de sus grandes pasiones eran caminar por el concejo y hacer viajes con sus amigos.
Su muerte deja en la villa un hondo pesar por la pérdida de una «buena persona», un trabajador incansable en el establecimiento que marcó una época en Grado y una forma de hacer en el comercio local por la calidad de la atención y el servicio al cliente. Los «hermanos Tarralva», destacados joyeros y relojeros, fueron personas hechas a sí mismas, que comenzaron a trabajar muy jóvenes y que, como ellos mismos relataban a este periódico en 2015 al repasar su trayectoria, tuvieron también inclinación por la música. Fueron miembros de la banda municipal, donde Tino tocaba el requinto y Manolo, el clarinete.
El interés por iniciarse en la joyería y la relojería fue también temprano, pero entonces era una profesión que se pasaba de padres a hijos. Como ellos también rememoraban fue la suerte o la música la que hizo que pudieran cumplir su anhelo. «Se me rompió una llave del clarinete y la llevé a la joyería de Pepe Tarrazo; estando allí me encontraba fascinado y él me preguntó si me gustaba el oficio y le dije que sí. Al día siguiente estábamos allí de aprendices», recordaba Manuel hace unos años.
Fue Pepe Tarrazo quien les enseñó la profesión. Manolo se hizo joyero y Tino relojero. De juntar las dos primeras sílabas de los apellidos del maestro y de los hermanos que fueron sus aprendices, Tarrazo y Álvarez, salió el nombre de Tarralva para la joyería, hoy en la calle Manuel Pedregal pero que inicialmente abrieron en 1959 en la calle Cimadevilla junto a quien les había dado el oficio.
Por la izquierda, Manolo y Tino, junto a dos empleados, en una imagen antigua del negocio. / R. S. A.
Nunca dejaron de formarse después de haber aprendido de Pepe Tarrazo y acudían para ello a Barcelona, Madrid o Suiza con los mejores expertos. Se convirtieron en los primeros gemólogos del norte de España. Ellos mismos rememoraban en este periódico cómo los encargos llegaban desde todas partes de España.
Obtuvieron la titulación de gemólogos especialistas en diamante por la Universidad de Barcelona y fueron miembros de la Asociación Gemológica de Gran Bretaña. Recibieron la insignia de oro de la Asociación de Empresarios de Joyería, Platería, Relojería y Bisutería de Asturias en 2001. Con el fallecimiento de Manolo en 2021 y ahora de Tino se va una parte importante de la historia del comercio moscón y una época en la que los «hermanos Tarralva» fueron una institución en Grado.