Aunque se sabe que habitualmente un huracán pierde fuerza cuando toca tierra, si se posa sobre terrenos anegados y cálidos el efecto podría ser el contrario: los especialistas creen que puede recibir una descarga de energía que reaviva su furia. Descubrir los mecanismos detrás de este fenómeno podría ayudar a predecir el comportamiento de un huracán y poner en alerta a la población.