El 2023 está siendo un año movido para la Dirección General de Tráfico (DGT) y los conductores por la cantidad de cambios que introdujo la nueva Ley de Tráfico en 2022. La DGT ya ha publicitado los cambios normativos que han entrado en vigor en los primeros meses del año pasado, así como la nueva norma para pasar la ITV en nuestros vehículos.
El ente que dirige Pere Navarro tiene entre ceja y ceja bajar drásticamente la cifra de accidentes en las carreteras españolas, ya que 2021 fue un gran año en cuanto a números de siniestros fatales en España, todo y que 2020 estuvo marcado por la pandemia.
Las autopistas y las autovías en España cada vez son más seguras y en los datos del último año se refleja ese notable descenso de las muertes. No obstante todavía quedan ítems por resolver como por ejemplo, en mayor medida para vehículos pesados, los famosos puntos muertos.
La DGT se pone dura con los radares de velocidad
Los radares de velocidad son dispositivos clave en la lucha contra la conducción imprudente en España. Estos sistemas tecnológicos monitorean la velocidad de los vehículos y, cuando se excede el límite establecido, generan multas. La presencia de radares ha contribuido a reducir la siniestralidad en las carreteras y a promover la seguridad vial.
Sin embargo, es importante que los conductores estén conscientes de los límites de velocidad y respeten las normas viales para evitar multas. La información sobre la ubicación de los radares está disponible públicamente, lo que permite a los conductores tomar precauciones y mantener una conducción responsable.
6.000 euros por usar este dispositivo en el coche
Hay conductores que, ni siendo conscientes del riesgo que supone para ellos mismos y los demás, piensan respetar los límites de la velocidad. Un comportamiento egoísta que todos debemos perseguir y con el que la DGT no se pone de perfil. Y es que algunos optan por usar inhibidores de radar.
Cierto es que a veces se nos puede ir el pie por despiste y es útil saber dónde están instalados estos aparatos para no tener la mala suerte de que el descuido coincida con el momento en el que van a medir nuestra velocidad. Y ojo, que los detectores de radares te pueden costar de 200 a 500 euros. Mejor recurre a los métodos legales.
Pero hasta ahí: un inhibidor es completamente ilegal. Lo que hacen estos dispositivos es impedir que el radar saque una fotografía al coche que lo lleva. Si la DGT descubre que lo estás utilizando deberás pagar 6.000 euros de multa y perderás seis puntos del carnet de conducir. Peor le irá al taller que te lo haya instalado, que será castigado con una sanción de 30.000 euros si es descubierto.