Galicia fue en su día un territorio atractivo para que multinacionales de Francia o Alemania ubicasen aquí sus plantas obteniendo un buen rendimiento pero a un coste mucho menor que en sus lugares de origen, pues la mano de obra era más barata. Hoy no es así. “Llega un momento en el que esos procesos o se automatizan o se van a otros sitios”, analiza Fernando Vázquez, CEO de Imatia, firma nacida en 2005 como spin-off de la Universidad de Vigo dedicada al desarrollo de software. En este contexto, Vázquez vaticina que el proceso de deslocalización que llevó en las últimas décadas a que las industrias europeas ubicasen sus factorías o sus servicios de bajo valor en China o India se va a repetir en los servicios de alto valor como el software, “un gran riesgo para las personas y las empresas de Galicia”.
Se está hablando mucho de la falta de profesionales para el sector TIC. ¿Cuántos trabajadores necesitan y cuál es la oferta que sale de los centros de formación en Galicia?
El sector TIC gallego se nutrió tradicionalmente de profesionales procedentes de las universidades, básicamente de Ingeniería informática, Telecomunicaciones y alguna especialidad de industriales. De esos centros pueden salir unas 500 personas al año en Galicia. En el sector hay una masa de empleados de 25.000 personas y un crecimiento cada año de entre el 10 y el 20%, con lo que más o menos necesitaríamos unas 5.000 personas cada año. La globalización de los servicios hace que empresas de otras partes de España y del mundo también contratan aquí, por lo que se produce una fuerte demanda. Está claro que los titulados que salen son insuficientes.
¿Cuáles son hoy los perfiles más demandados?
Lo que más se demanda son programadores, una categoría donde a su vez hay varios perfiles. Ahora mismo está surgiendo también una creciente demanda de profesionales de datos, ahí suelen ser más bien personas que vienen de Matemáticas, Física, además de los ingenieros. También hay mucha expectación por la Inteligencia Artificial, aunque ahora mismo no hay profesionales formados especialmente en eso. Ante la falta de universitarios de esas especialidades, hamos abierto el abanico a otros tipos de formación. Desde el Clúster TIC empezamos una iniciativa de desarrollo de software y negocio digital con la Universidad de A Coruña y con la de Vigo. Los alumnos suelen ser de ciencias sociales, ADE, Derecho, etcétera, a los que les interesa el sector TIC y les hemos enseñado a programar, básicamente para que entiendan el lenguaje y el negocio del software, y los orientamos a perfiles de consultores, comerciales… Otras iniciativas se dirigen hacia carreras que no son exactamente de informática, pero creemos que se pueden adaptar fácilmente, como son matemáticos, físicos, biólogos. Y también hacia otras ingenierías (Caminos, navales…). Igualmente hemos hecho un esfuerzo muy grande con la FP, que son personas con menos años de formación académica. Aunque la formación es más práctica, no les habilita para ser productivos en la empresa desde el primer día.
¿Cómo consiguen capacitarlos para que se adapten a las exigencias?
Lo que hemos hecho es crear un instrumento llamado bootcamp, campamentos de instrucción, donde se llevan a cabo programas intensivos en los que e se inmersan en un entorno laboral, bajo la dirección de un jefe de equipo y desarrollan un producto de software. Es una manera distinta de capacitarse y el objetivo de ese período de tres meses es que puedan ser productivos desde el primer día y no tengan esa curva de aprendizaje de 6 meses o un año
¿Qué coste tiene todo este proceso para las empresas?
El coste principal es que tiene es el de sacar un profesional, que tiene un salario alto, de un proyecto con clientes para dedicarlo en exclusiva a esa actividad. Hace falta un número mínimo de alumnos para que salga rentable. Tenemos dimensionado que con un grupo de 15 o 20 alumnos puede salir a 5.000 o 6.000 euros por alumno, además de todos los costes de organización.
¿Reciben algún tipo de ayuda?
Sabiendo que en el sector TIC de Galicia no todo son empresas grandes que puedan incorporar grupos de 20 alumnos todos los años, lo que hicimos, a través del Clúster TIC, es organizar los bootcamps de manera colectiva. Ese fue un proyecto financiado por las empresas al principio. La Xunta después nos ofreció financiarlo. Gracias a eso, el año pasado pudimos capacitar a 300 personas a coste cero, y este año esperamos hacer algo más. Tenemos programados 10 o 12 bootcamps de aquí a junio y esperamos en el segundo semestre otros tantos.
¿Y ya una vez formado, cuánto cuesta retener el talento para que no se vaya a la competencia?
Hay zonas como Silicon Valley donde los sueldos son altísimos, aunque ahora se está produciendo un cambio. Ahí estamos hablando de 300.000 dólares para arriba. Si nos vamos a países en vías de desarrollo como la India o Pakistán, el coste es mucho más bajo. A raíz de la pandemia todo el mundo se fue a trabajar a su casa. Cuando acabó, las empresas les pidieron volver a la oficina, pero muchos no quisieron. Por eso, si las personas quieren trabajar en su casa y no aportan el valor de la presencia local, empezaron a trabajar globalmente y finalmente se fueron a Latinoamérica y después a Europa. Aquí en Galicia hemos visto como muchas empresas de Madrid y Barcelona empezaron a contratar masivamente con trabajo cien por cien remoto. Esta ola lo que hizo es igualar los salarios a nivel mundial. El problema que tenemos las empresas es que nuestros clientes no son los mismos, entonces no pueden pagar más, con lo cual hay una tensión importante. De todas formas es un sector donde los salarios tipo están muy por encima del convenio colectivo, a veces el doble. En las primeras fases los juniors siguen teniendo salarios relativamente bajos, pero en poco tiempo están superando los 40.000 o 45.000 euros al año. Obviamente todo depende del nivel de cualificación. Otras empresas ya están incorporando a trabajadores digitales, es decir, robots, software que con IA son capaces de realizar tareas que antes hacían personas.
¿Qué consecuencias puede tener este cambio de paradigma?
A mi me da la impresión de que va a haber una deslocalización de los servicios. Primero ocurrió con la industria, después pasó con los servicios de bajo valor, y creo que ahora va a pasar con los servicios de más alto valor, incluido el software, la labor informática. Eso es un gran riesgo para las personas y empresas de Galicia, porque estamos en medio. No somos un país con un alto PIB que nos permite pagar salarios tan altos como las multinacionales de Estados Unidos y el tamaño de las empresas es pequeño, pero tampoco somos tan baratos como para ser un centro low cost. Esto nos va a tensionar como nos pasó con la industria.
¿Hacia donde pueden ir entonces las empresas?
Para contrarrestar esto las empresas tendremos que dedicarnos menos a los servicios y más a desarrollar productos que se puedan vender globalmente.