Cautivados por el canto de sirena de las inmobiliarias, que prometen cantidades de dinero cada vez más irresistibles, buena parte de los propietarios de Palma están incluso «contentos» de que el valor de sus viviendas suba desbocado. Las prácticas agresivas de agencias, especuladores y promotoras, muchas de ellas extranjeras, han vuelto a ser noticia esta semana con el buzoneo masivo de publicidades a los residentes para que vendan sus casas, especialmente en los barrios más afectados por la gentrificación, como Santa Catalina o Pere Garau: «Muy pocos vecinos son conscientes de que esto es presión inmobiliaria y de que tiene unas consecuencias fatales», comenta Nael Falo, portavoz de la plataforma vecinal Flipau amb Pere Garau.