Surrealista. No se puede definir de otra manera el final del partido en Mestalla entre el Real Madrid y el Valencia. El árbitro Gil Manzano se convirtió en el protagonista indiscutible al hacer sonar su silbato justo en el momento en el que transcurría una acción que terminó en gol en la última jugada del encuentro.

La decisión va a traer cola durante varios días. El primer silbido que señalaba el final sonó cuando Brahim ponía el centro y el último cuando Bellingham remataba de cabeza a gol, y lo que se desató después incluso terminó con el propio futbolista inglés expulsado por las insistentes protestas. 

Los de Carlo Ancelotti llegaron a ir dos goles abajo en el marcador en una primera parte de pesadilla. Hugo Duro y Yaremchuk desataron la fiesta local, pero entonces Vinicius se echó al Real Madrid a sus espaldas para cambiar el miedo de bando y materializar aquello que nadie quería ver en Mestalla.


Los jugadores del Real Madrid le protestan a Gil Manzano.

EFE

En la última jugada de la primera mitad el brasileño empujó en el segundo palo un centro del Carvajal, y ya en el segundo acto de nuevo emergió entre el resto para volver a equilibrar la balanza. Hubo reivindicación en sus celebraciones, como se esperaba, y la caldera subió de temperatura. 

Gil Manzano se columpió ya en el tiempo añadido y señaló un penalti sobre Hugo Duro que sólo vio él, aunque el VAR acudió en su rescate para mostrarle que se había equivocado. Lo de la última acción ya es historia y objeto de amplio debate.

El Valencia golpea

Tenía muchos condicionantes extradeportivos el partido y el Real Madrid sabía que en cualquier acción podían saltar las chispas, así que decidió hacerse en el arranque con el dominio del partido para tenerlo todo bajo control. Suyas fueron las primeras posesiones largas mientras el Valencia esperaba agazapado, pero poco a poco fue cambiado el decorado. 

El control del equipo blanco fue tan ineficiente que el Valencia se hartó de esperar y prefirió dar un paso al frente, más aún delante de su afición. El primer disparo entre los tres palos tardó más de 15 minutos en llegar, con un tímido cabezazo de Camavinga que no puso en aprietos a Mamardashvili. Fue un fiel reflejo de lo que estaba siendo el partido, la nada. 

Vinicius reclamó una falta de Foulquier (que parecía clara por el empujón) cuando enfilaba el área del Valencia, pero Gil Manzano no decretó nada y eso provocó las protestas del brasileño. Aquello encendió más aún al público y el horno de Mestalla se puso en ebullición. 

Los jugadores del Valencia celebran el gol de Yaremchuk.


Los jugadores del Valencia celebran el gol de Yaremchuk.

REUTERS

Esta inercia la aprovechó el Valencia para golpear. Vinicius perdió un balón muy cerca de la línea de fondo propia, Foulquier puso el centro al segundo palo y el remate lamentable de Fran Pérez lo reconvirtió en una asistencia Hugo Duro. El delantero metió la cabeza como pudo para batir a Lunin y hacer el primero.

El gol dejó KO al Real Madrid. Los de Ancelotti estaban desnortados sobre el terreno de juego y el Valencia olió la sangre. Tres minutos después, el equipo che mandaba 2-0. Un pase atrás incomprensible de Carvajal dejó mano a mano a Yaremchuk ante Lunin. Entre ucranianos salió vencedor el delantero. Recortó al guardameta blanco y a puerta vacía anotó el segundo.

El partido se le estaba escurriendo entre las manos al líder, y mientras tanto el Girona y el Barça se frotaban las manos viendo el partido desde casa. El Real Madrid era un flan, con errores impropios en las entregas y en los controles, así que todavía se llevó algún susto más. 

Vinicius, con el puño en alto en Mestalla.


Vinicius, con el puño en alto en Mestalla.

REUTERS

Sin embargo, contra este tipo de equipos nadie puede dormirse jamás porque a la mínima sacan el aguijón. Lo hizo precisamente Vinicius, ese que nadie en Mestalla quería ver celebrando. Casi en la última jugada de la primera mitad el brasileño aprovechó un centro de Carvajal para reducir las diferencias empujando en el segundo palo. 

Celebración con rabia, puño derecho en alto a lo Black Power y un desahogo para su fuero interno. 

Los blancos agobian

El Real Madrid sabía que tenía que cambiar la cara y ser mucho más ambicioso en la segunda mitad. Lo tenía crudo en Mestalla, y remontar a este Valencia y con esa atmósfera en contra requería varias marchas más, así que se puso manos a la obra. 

Vinicius avisó con un zurdazo desde dentro del área que se marchó por encima del larguero, pero la más clara estuvo en las botas de Bellingham. El inglés recibió un gran pase de Mendy, hizo un quiebro a la altura del mejor ‘9’ del mundo y en el mano a mano Mamardashvili sacó un pie milagroso para evitar el empate. 

El Valencia no se amilanó y estuvo a punto de matar al cuarto de hora de la reanudación. Fran Pérez puso un buen centro desde el costado derecho y entró con todo Diego López para, a bocajarro, rematar de primeras. Lunin se volvió a poner la capa de super héroe y salvó de forma milagrosa. 

Sergi Canós y Carvajal pelean por un balón


Sergi Canós y Carvajal pelean por un balón

EFE

El partido estaba completamente abierto y el Real Madrid tenía muy claro que no quería doblar la rodilla en Mestalla. Siguió agobiando y encontró la recompensa de nuevo a través del protagonista que había centrado todos los debates a lo largo de la semana, Vinicius.

En una buena combinación colectiva, Brahim se internó en el área y puso el centro al segundo palo desde el costado derecho. Por allí estaba totalmente solo Vinicius, que picó de cabeza y batió a Mamardashvili. Mestalla se encogió, Vinicius se agigantó y en la celebración terminó de liarse mientras el VAR revisaba la acción. De nuevo, celebración reivindicativa del ‘7’ del Real Madrid. 

El lío estaba guardado para el final. Primero Gil Manzano se inventó un penalti de Hugo Duro que tan sólo vio él, pero el VAR le llamó para acudir en su auxilio y que se desdijera de aquella decisión. Pero aún iba a haber más. 

Lunin y más jugadores del Real Madrid protestan a Gil Manzano.


Lunin y más jugadores del Real Madrid protestan a Gil Manzano.

REUTERS

El Real Madrid gozó de la última jugada del partido. Todo nació en un córner que fue despejado por la defensa del Valencia. El rechace lo cazó el conjunto blanco, Brahim puso un centro y la acción terminó con el gol de Bellingham de cabeza. Era lo último. Sin embargo, Gil Manzano hizo sonar su silbato justo en el momento en el que el jugador del Real Madrid ponía el centro, y a partir de ahí todo enloqueció. 

Los blancos celebraron el gol de la supuesta victoria y los jugadores del Valencia se lamentaron, pero enseguida se dieron cuenta de que aquello no valía. Rodearon a Gil Manzano de forma inútil porque ya no habia vuelta atrás, y hasta Bellingham terminó expulsado. Un final surrealista que dejó al Real Madrid sin la remontada en Mestalla.

Valencia 2 – 2 Real Madrid

Valencia: Mamardashvili; Foulquier, Mosquera, Diakhaby (Cenk, m.89), Gayà; Fran Pérez (Peter, m.73), Pepelu, Javi Guerra (Amallah, m.73), Canós (Guillamón, m.57); Hugo Duro y Yaremchuk (Diego López, m.57)

Real Madrid: Lunin; Carvajal, Tchouameni, Rudiger, Mendy (Fran García, m.72); Valverde (nacho, m.86), Kroos (Modric, m.63), Camavinga (Joselu, m.72), Bellingham; Rodrygo (Brahim, m.63) y Vínicius

Goles: 1-0, m.27: Hugo Duro. 2-0, m.30: Yaremchuk. 2-1, m.50+: Vinícius. 2-2, m.76: Vinícius.

Árbitro: Gil Manzano (Comité extremeño). Amonestó a Yaremchuk por parte de los locales y a Vinícius, Valverde y Joselu por parte de los visitantes. Sacó tarjeta roja a Bellingham por sus protestas tras concluir el encuentro.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima séptima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio de Mestalla ante 47.427 espectadores. En los prolegómenos se guardó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas y damnificados del incendio producido en Campanar (Valencia). El saque de honor fue realizado por el conserje de la comunidad de vecinos del edificio quemado, Julián.