Durante las últimas semanas, conforme se acerca el 9 de junio, fecha de las elecciones europeas en España, los eurodiputados del PSOE no paran de hacerse la misma pregunta. “¿Vas a repetir?” Casi todos quieren continuar, pero ninguno lo sabe con certeza. Pedro Sánchez, inmerso en uno de los momentos más delicados de su trayectoria en la Moncloa (debacle de las elecciones gallegas, una negociación de la amnistía que no termina de cerrarse con Junts y cisma con José Luis Ábalos por el caso Koldo), continúa sopesando cómo conformar la candidatura, empezando por el cabeza de lista, en unos comicios a los que los socialistas se presentan con muchas posibilidades de recibir un serio varapalo.
La familia socialdemócrata europea se reúne este sábado en Roma para aprobar su manifiesto ante la cita con las urnas (una especie de programa marco que después complementará cada partido en sus respectivos países) y presentar al candidato común, el luxemburgués Nicolás Schmit, actual comisario de Trabajo y Asuntos Sociales. Sánchez intervendrá en la cita, y estará acompañado por otros miembros del Gobierno como la vicepresidenta Teresa Ribera y el ministro Félix Bolaños, pero se toma las cosas con calma a la hora de designar a sus futuros eurodiputados.
“Todavía es pronto. Ahora mismo tenemos a la vista las elecciones del 21 de abril en Euskadi, donde somos un partido central para la gobernabilidad y el PP un partido residual. Vamos paso a paso. Seguramente la candidatura comience a confeccionarse pronto. Va a reflejar que somos un partido europeísta convencido, mientras el PP y Vox caminan por sendas populistas que poco tienen que ver con el proyecto de la UE”, señalan en la dirección socialista.
El déficit de liderazgos
Las quinielas, mientras tanto, llevan tiempo corriendo entre los cargos del partido. Sánchez, como siempre en estos casos, evita dar cualquier pista. También en privado. El PSOE sufre ahora mismo un déficit de liderazgos, como reconoció el propio presidente del Gobierno tras el batacazo en las urnas gallegas sufrido el pasado 18 de febrero. No se vislumbran posibles cabezas de lista claros. Y los que podrían serlo ni quieren ni son vistos como aspirantes potenciales por los colaboradores del líder socialista.
Josep Borrell, por ejemplo. El actual comisario de Exteriores lideró la candidatura del PSOE en los últimos comicios europeos, en 2019, donde el partido obtuvo 21 escaños frente a 13 del PP. Su capital político continúa siendo alto. En la pasada convención política de los socialistas, celebrada en enero en A Coruña, su discurso fue uno de los más aplaudidos. Pero según distintas fuentes que han hablado en los últimos tiempos con él, no desea repetir. En su decisión juega la edad (el próximo 24 de abril cumplirá 77 años), pero también su falta de conexión con la amnistía del ‘procés’ y los pactos de Sánchez con Junts. Al mismo tiempo, el entorno del líder del PSOE consideran que “Borrell ha cerrado su ciclo”.
Tampoco Ribera, que hace unos meses sonaba como gran favorita, aparece ahora entre las principales opciones. “Las carambolas no se descartan, pero ahora mismo no está sobre la mesa”, explican fuentes del círculo más cercano a Sánchez. Otras fuentes de la dirección del partido alejan esta opción justificando que “sería desnudar a un santo para vestir a otro”.
La vicepresidenta primera se ha forjado un notable peso internacional gracias a las negociaciones en las sucesivas Cumbres del Clima y a proyectos como la llamada “excepción ibérica”, el mecanismo que limita los precios del gas para generar electricidad en España y Portugal, pero ni tiene el perfil de cabeza de lista, al ser más técnica que política, ni tiene como meta a corto plazo ocupar ese rol. Aun así, explica en declaraciones a EL PERIÓDICO: “Me encanta mi trabajo y siempre estaré disponible donde me necesiten, como muy bien sabe el presidente”.
Podría dar el salto a Europa como próxima comisaria de Medio Ambiente, pero para eso no hace falta presentarse a los comicios comunitarios, y en cualquier caso todavía falta mucho. Hasta otoño, cuando finalice el mandato de la actual Comisión Europea presidida por la alemana Ursula von der Leyen, no se repartirán los grandes puestos.
Las expectativas
Así que Sánchez continúa midiendo opciones en casi absoluto secreto, ante unos comicios atípicos, trascendentales en el plano internacional y de porvenir incierto para el PSOE. Sin cabeza de cartel definido, en el resto de la lista se avanza que se impondrá el continuismo, comenzando por quien fue número dos en las pasadas elecciones, Iratxe García, actual presidenta de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo. Tampoco el PP, que quiere convertir la cita en un plebiscito sobre la amnistía, ha designado cabeza de lista. De hecho, solo Podemos, con la exministra Irene Montero, ha dado ya el paso. Los socialistas miden sus tiempos para la elección de su cabeza de lista mirando de reojo a lo que haga el PP.
La circunscripción es única en toda España y la participación suele ser baja para elegir a los 61 diputados nacionales en el Parlamento comunitario. En esta ocasión se da por supuesto que también lo será, pese al convulso panorama europeo: guerra de Rusia contra Ucrania, ampliación al Este, inflación y avance de las fuerzas de ultraderecha en casi todo el continente. Este viernes, Sánchez se reunió en La Moncloa con la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y ambos coincidieron “en la importancia de la participación en las elecciones europeas de junio”. El PSOE quiere volcarse en la trascendencia de la cita, que será interpretada en clave nacional, pero no cunde el optimismo en sus filas. Al contrario. El promedio de las encuestas publicadas otorga al PP una ventaja de 8,9 puntos y seis escaños sobre su principal adversario.