Hace muchos años que Fernando Tejero no pisa Ibiza. La última vez, comenta, fue durante unas vacaciones de verano, invitado por la actriz Loles León. Recuerda también «el mes y pico» que estuvo en la isla para participar en el rodaje de la película del cineasta ibicenco David Marqués Desechos. El motivo que le trae ahora a tierras pitiusas es una obra de Edward Albee, ‘Camino al zoo’, que dirige Juan Carlos Rubio y que representará este sábado, en Can Ventosa, junto a Mabel del Pozo y Dani Muriel.
El texto, versionado por Juan Carlos Rubio y Bernabé Rico, une la obra corta de Albee ‘The Zoo Story’ (1959) con su precuela, ‘Homelife’ (2004). Todo esto lo cuenta el actor cordobés por teléfono, desde su casa en El Escorial, en un descanso de los ensayos que está haciendo con una coach para preparar el personaje que interpretará en su próxima película. Está muy emocionado con el nuevo proyecto cinematográfico, como queda patente en esta entrevista, en la que también salen a colación, aunque de pasada, las populares series ‘La que se avecina’ y ‘Aquí no hay quien viva’.
¿Qué es lo que le atrajo de ‘Camino al zoo’ para meterse en el proyecto, que también produce?
Yo ya conocía la obra ‘Historia del zoo’, que es el segundo acto de este montaje. El texto lo había trabajado cuando estudiaba en la escuela de interpretación de Cristina Rota y me había parecido muy interesante. Cuando Juan Carlos Rubio, que llevaba mucho tiempo queriendo trabajar conmigo, me ofreció hacer Camino al zoo, que une esta obra de Albee con la precuela que escribió en 2004, ‘La vida en casa’, la leí y me lancé directamente. Aunque en esa primera lectura hubo cosas que no entendí, el texto me emocionó y sentí que me había tocado de una manera muy especial. Así que le dije que sí aunque luego me entró el acojone, hablando mal y pronto, porque es una obra muy compleja. ‘Camino al zoo’ tiene tintes de comedia y un tono de teatro del absurdo, pero, si te cala, es muy dolorosa porque cualquier persona se puede sentir identificada con uno de los personajes.
¿Es eso lo que cree que gusta más al público del texto de Albee: el hecho de verse reflejado en sus tres personajes?
Sí, creo que lo que más gusta es precisamente eso. Aquí el público tiene una función muy especial, tiene que abrirse para entrar en la obra, como cuando uno va al psicólogo y se abre en canal. Si vas con esa predisposición, te vas a ver reflejado en uno de los personajes. El texto se puede entender mejor o peor, pero te puedo asegurar que nadie se va de la función indiferente. Esta obra habla, entre otras muchas cosas, de lo difícil que es, a veces, comunicarnos entre los seres humanos, y de la soledad no deseada, aquella que se siente a pesar de estar rodeado de mucha gente. También habla de las consecuencias que puede tener el no mostrarse ante la sociedad tal como uno es. Creo que todos, en algún momento, hemos dejado de ser nosotros mismos por miedo al qué dirán y al dedo acusador de la sociedad, y eso, al final, pasa factura.
» La obra ‘Camino al zoo’ habla de la incomunicación y de la soledad no deseada»
Es lo que le pasa a su personaje, Peter…
Sí, Peter ha decidido dar la espalda al autoconocimiento, a cualquier tipo de problemas y a cualquier cosa que le saque de su vida cuadriculada. Es un tipo que no quiere salirse de los cánones que la sociedad nos marca para supuestamente ser feliz.
¿Le costó meterse en su piel?
Me costó muchísimo porque yo he dejado de ser yo mismo durante mucho tiempo, ocultando, por ejemplo, mi orientación sexual para convertirme en otra persona por miedo a la sociedad. Eso pasa mucha factura a nivel psicológico y si uno no toma medidas, si uno no se pone en tratamiento, un día explota y lo hace de la peor manera y eso es lo que le pasa a Peter. Como decía antes, yo creo que todo el mundo en algún momento hemos dejado de ser nosotros mismos para intentar agradar al de enfrente o por miedo a la crítica, pero yo lo he hecho muchísimo. Llevo en terapia muchísimos años y hablaba bastante con mi psicóloga de que me estaba tocando mucho este personaje, porque tenía nexos de unión con mi vida personal. Al principio meterme en la piel de Peter me violentaba, me producía rechazo. Tuve que recolocarlo otra vez para poder trabajarlo, porque evidentemente no puedes juzgar a un personaje que vas a representar, si lo haces no puedes meterte en él.
Pongámonos en el caso hipotético de que le salen al mismo tiempo tres proyectos interesantes, uno es película; otro, serie; y el tercero, una obra de teatro. ¿Con cuál se quedaría?
Bueno, depende mucho del proyecto. Lo que sí te digo es que yo soy actor por el teatro. Con catorce o quince años leí ‘La casa de Bernarda Alba’, de Lorca, y me fascinó, así que empecé a leer más obras. También tenía en casa un primo con el que me crié que hacía teatro en plan aficionado y todo ese mundo me fue atrayendo. Empecé a ir a todas las obras que se representaban en Córdoba siendo un adolescente. Desde el gallinero soñaba en hacer algún día lo que hacían aquellas personas sobre el escenario, que a mí me parecía magia. Después me apunté a la escuela de Arte Dramático y empecé mi carrera haciendo teatro alternativo con Animalario. A partir de ahí, se me ofreció la oportunidad de hacer cine y televisión, que me encantan, pero me siento muy cómodo haciendo teatro. De hecho, no me hubiese importando dedicarme solo y exclusivamente a esto. Cierto es que es donde menos se gana y que hoy en día, a veces, cuesta vivir con una sola obra de teatro.
Desde hace unos años parece que empieza a ser esencial tener muchos seguidores en las redes sociales para trabajar como actor. ¿Qué opina usted de eso?
Me parece fatal, creo que es un maltrato y una falta de respecto muy grande a la profesión. Al igual que yo no puedo operar a nadie a corazón abierto porque no tengo ni idea y no soy médico, me parece muy triste que haya mucha gente joven que haya hecho una película precisamente por eso, por los seguidores que tiene en Instagram, y que no sepa quién es Lorca, Ibsen o Calderón. Me parece intrusismo. Yo me llevo preparando toda la vida para esto y ahora mismo estoy con una compañera que me está ayudando a trabajar mi próximo personaje. Sigo estudiando y aprendiendo y eso es una de las cosas que más me gustan de mi profesión. Pienso que a todo el mundo, antes de darle un papel, le deberían hacer una prueba básica como subirle a las tablas de un teatro para comprobar que tiene una formación y que es capaz de controlar su cuerpo, de proyectar la voz y de tener una dicción perfecta. Como he dicho, esto de que se escoja a la gente por los seguidores que tiene en una red social me parece un insulto a nuestra profesión. Pero bueno, la culpa de esto la tienen quienes los llaman. En cualquier caso, si por ese motivo a alguien se le da la oportunidad de actuar, luego debería ocuparse de formarse porque nuestra profesión es una carrera de fondo, en la que nunca dejas de aprender, de sorprendente y de emocianarte.
«Mi personaje en la serie ‘Los Farad’ me está dando muchas alegrías y muy buenas críticas»
La industria audiovisual española atraviesa uno de sus mejores momentos, pero ¿eso se traduce en más trabajo para más actores y mejores sueldos?
Es cierto que gracias a las plataformas ahora hay mucho más trabajo, pero no deja de ser poco para la cantidad de actores que hay. Hace poco leí un artículo que decía que un 94% de la gente que iba a los Goya estaba sin trabajo y que de esto solo vivía el 8%. Eso es muy triste. No sé si será porque siempre trabajan los mismos o porque hay muchísimos actores.
Almodóvar ya replicó en la gala de los Goya al vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que había llamado señoritos a los productores de cine. ¿Qué le hubiera dicho usted a este político de Vox?
Estoy muy de acuerdo con lo que Almodóvar dijo, tampoco añadiría mucho más. Yo creo que cualquiera que se dedique a nuestra profesión opinaría lo mismo. Hay partidos que se toman la libertad de decir, por ejemplo, que si algún día gobiernan los actores se van a quedar sin subvenciones o que van a ir todos al paro. A mí estas cosas me parecen una forma de acoso a un país democrático.
Ha dicho antes que el papel que interpretará el sábado en Ibiza le removió mucho por dentro. Creo que también lo ha hecho el personaje que representa en la serie de thriller y acción ‘Los Farad’, que se estrenó el pasado mes de diciembre en Prime Video.
Agradezco que me preguntes por ese trabajo porque lo típico es hacerlo sobre La que se avecina o Aquí no hay quien viva, que también están ahí y yo les estoy muy agradecido, pero el personaje de ‘Los Farad ‘ me está dando muchas alegrías y muy buenas críticas y me lo pasé como un enano haciéndolo. Es cierto que me ha removido por dentro, porque me identifico mucho con él. Ten en cuenta que es un tipo que está casado y dentro del armario en esa época tan difícil que fueron los 70 y los 80. Yo pasé algo muy parecido. Viví unos años de la dictadura franquista y sufrí lo que ahora se llama bullying y que antes no tenía nombre. Tenía una novia y estuve a punto de casarme con ella y formar una familia porque no quería aceptar que era homosexual. Estuve a punto de hacer lo mismo que mi personaje, Manuel, en su día. Es muy curioso porque él se va de las Minas de Riotinto, en Huelva, a Madrid, y eso le lleva, por una serie de circunstancias, a salir del armario, que es un poco lo que me pasó a mí. Cuando yo me fui a Madrid y entré en la escuela de Cristina Rota con 27 años todavía seguía siendo heterosexual de cara a la galería y allí se me abrió una puerta y me solté la melena.
Tengo entendido que ya se está cocinando la decimoquinta temporada de ‘La que se avecina’, ¿estará en ella?
En principio no, porque me coincide con las fechas de la película que voy a hacer. Según tengo entendido, no lo puedo confirmar, ésta será la última temporada de La que se avecina y sí les gustaría despedir de alguna forma a mi personaje, pero no sé si por fechas será posible.
Hablemos de ese proyecto cinematográfico que tiene entre manos.
Voy a hacer la próxima película de Amenábar (‘El cautivo’). Interpretaré a uno de los personajes principales. El rodaje empieza a mediados de abril. El largometraje va sobre Cervantes y el tiempo que estuvo cautivo en Argel. Es un regalo de los más bonitos que me han hecho en la vida. Cuando me llamó Amenábar para ofrecerme actuar en esta película, lo celebré como si me hubiera tocado el Gordo de la Lotería. Amenábar es uno de mis directores favoritos y lo considero un genio.