Se acababa de licenciar en Derecho y justo detuvieron al hijo de unos amigos de sus padres. Ella, de la generación del 68 -año en que acabó la carrera-, no lo dudó y se hizo cargo de la defensa. Movilizada contra la dictadura franquista, lo que no imaginaba Magda Oranich (Barcelona, 1945) es que seis años después viviría en primera línea la ejecución a garrote vil del joven anarquista del MIL (Movimiento Ibérico de Liberación) Salvador Puig Antich . El indulto, por el que Oranich batalló en el equipo liderado por Oriol Arau, no llegó. Medio siglo después, repasa un caso que marcó su trayectoria.
Han pasado 50 años. ¿Mantiene la esperanza de que se haga justicia y se reabra el caso de Puig Antich?
Está bastante mal porque el régimen franquista se cogió a la amnistía del año 77 dando por entendido que se amnistiaba todo cuando los crímenes de lesa humanidad no pueden ser amnistiados. Creíamos que nos amnistiaban y lo enfocamos mal, porque quienes habían cometido delitos eran ellos, no nosotros, que habíamos hecho actos que no eran delitos, como manifestaciones o crear partidos.
¿Tampoco ve ninguna posibilidad con la nueva ley de memoria democrática aprobada en 2022?
Podría dar pie a reabrir el caso, pero lo veo un poco difícil. De hecho, la sociedad ya le ha aplicado la amnistía a Salvador. Estar en la ejecución de Puig Antich es una de las peores cosas de mi vida. Así como antes todos los tribunales se lo han quitado de encima, como Garzón, ahora con la nueva ley se podría intentar, pero no lo veo del todo claro.
La nueva ley [de memoria] podría dar pie a reabrir el caso, pero lo veo un poco difícil
¿Por qué cree que ningún juez ni tribunal ha aceptado revisar el caso por mucho que se haya intentado?
Algunos jueces son los hijos y los nietos de los de entonces. Todavía hay vicios. No se acabó de depurar del todo. La oposición democrática pedía una ruptura y no la logramos. Fue solo una transición, así que muchas cosas se quedaron igual. ¿Esta gente ‘facha’ cambió de un día para otro? No. Nos encontramos ahora con gente que intervino en penas de muerte que ahora ejercen de abogados con normalidad.
¿Cómo está este proceso judicial abierto en Argentina?
Si se ha hecho alguna cosa, ha sido por la valentía de la juez Servini. Sin embargo, se citó como imputado a Martín Villa y no fue finalmente procesado. También la justicia española impidió la extradición del torturador Billy el Niño.
¿En 1974, esperaban la sentencia de muerte de Puig Antich?
En aquel momento, vivíamos con la esperanza de que todo se acababa. Era el tardofranquismo y hacía 10 años que no ejecutaban. Desde 1963. ¿Pero qué le pasó a Salvador? Que era anarquista, que no formaba parte de ningún partido grande. Los exculpo, porque nadie pensaba que lo ejecutaran, pero no hicieron lo que tenían que hacer. Embarazada de ocho meses de mi segundo hijo, me encerré en Montserrat con jóvenes intelectuales del país para frenar las condenas de muerte del Proceso de Burgos, y lo logramos.
Hacía 10 años que no ejecutaban. Desde 1963. ¿Pero qué le pasó a Salvador? Que era anarquista, que no formaba parte de ningún partido grande
Creían que sucedería lo mismo.
Nos habíamos crecido. Lo de Montserrat fue un lío gordo y no ejecutaron pese a que había ocho o nueve penas de muerte. Mi opinión, tristemente, es que hubiéramos hecho lo que hubiéramos hecho, la muerte de Salvador estaba decidida. Franco quería morir con sangre, y quedó demostrado con el fusilamiento de los cinco siguientes en un mismo día un año y medio después, entre ellos Jon Paredes Manot, Txiki.
El asesinato de Carrero Blanco fue un punto de inflexión.
Cuando volaron a Carrero, Salvador dijo: lo han matado a él y a mí. El discurso de Arias Navarro del 12 de febrero era la muerte aplicada a Salvador. Lo de Carrero influyó mucho, había una tensión brutal. Durante la defensa de Puig Antich yo misma estuve encarcelada como miembro de la Assemblea de Catalunya.
¿Quién mató realmente al subinspector de la brigada político-social Francisco Anguas?
Anguas Barragan era el que me venía a notificar multas y a retirar el pasaporte. La del encierro en Montserrat, por ejemplo. Era el que se ‘ocupaba de mí’. ¿Quién lo mató? Yo creo que fue un tiro que no se podría decir de quién, pero estoy segura de que no fue de la pistola de Salvador. Fue un encontronazo, un intercambio de tiros. En el consejo de guerra negaron la prueba balística. Vale que eran militares y no jueces, pero es inconcebible.
Fue un tiro que no se podría decir de quien, pero estoy segura de que no fue de la pistola de Salvador
El cuerpo de Anguas tenía más disparos de los que constaban en la autopsia, pero se rechazó la prueba balística. ¿Hasta qué punto fue manipulado el sumario del caso?
Le hicieron la autopsia en la comisaría de Via Laietana. ¿Por qué? Porque en un hospital los médicos hubieran hecho la autopsia y hubieran guardado la bala. A Salvador le fue todo en contra. No fue a matar a nadie, fue un encontronazo.
Intentaron el indulto hasta el último segundo. ¿Cuándo lo dieron por perdido?
Lo intentamos hasta el último segundo, y tanto. Y con Txiki igual. Pero estaba hecho que lo condenaban a muerte y punto. Fue un chivo expiatorio tras la muerte de Carrero.
¿Cuándo supieron que la muerte sería al garrote vil?
Yo estaba con las hermanas en el bar Modelo tras haber pasado la noche en el Colegio de Abogados. No sabíamos cómo lo ejecutarían. Pensábamos que quizás oiríamos tiros. A las ocho fuimos ante la prisión y salió un cura que nos dijo «ya está». Tengo la fotocopia del recibo de lo que había cobrado el verdugo: unas 4.000 pesetas, dietas a parte. Cuando entramos ya estaba la caja preparada y lo vi con el cuello roto. Era horroroso. Enseguida lo pusieron en un coche para llevarlo al cementerio de Montjuic.
Junto a Salvador fue también agarrotado Heinz Chez.
Fue la torna, para que no solo fuera un preso político, sino también un preso común. Lo ejecutaron en la cárcel de Tarragona porque no querían decir que solo se cargaban a Salvador.
¿La decepcionó la respuesta política a la muerte de Puig Antich?
Sí, nos decepcionó a todos. Porque yo les decía a abogados, algunos del PSUC: ¿No veis que se lo cargan? Y ellos respondían que no. Las cosas como son: anarquistas y comunistas no tenían una especial buena relación. Es verdad que poco a poco el apoyo fue a más. Pero sí que algunos que tendrían que haber estado no estaban y las manifestaciones no las puedes hacer el día antes.
¿Cómo marcó la ejecución de Puig Antich a ese grupo de jóvenes abogados antifranquistas, liderado por Oriol Arau, del que formó parte?
A mí me ha marcado la vida. La siguiente pena de muerte en la que estuve presente, la de Txiki, con el que estuve las últimas 12 horas y en la que recogí los casquetes de las balas, me marcó más. Es horroroso a nivel humano, a nivel profesional y a nivel ideológico.
¿Teme que no se haga suficiente memoria de Puig Antich?
A Salvador se lo ha querido mucho, yo creo que gracias a las hermanas, también. Todo el apoyo que no le dieron antes se lo dieron después. Eso sí, somos un país en el que aún hay gente en las cunetas. Pero la percepción que tengo es que a Salvador se lo ha recordado bastante. De Txiki, se acuerdan menos.