El Partido Laborista del Reino Unido se estaba empezando a acostumbrar a las noches electorales plácidas: el hartazgo de la ciudadanía con un Partido Conservador desgastado tras 14 años en el poder le ha valido cómodas victorias en las elecciones celebradas en los últimos meses. Pero la victoria este viernes del excéntrico exdiputado laborista George Galloway en las elecciones parciales de Rochdale, una circunscripción en el área metropolitana de Manchester, ha supuesto la guinda del pastel a un caos desatado hace apenas unas semanas, cuando el líder del partido, Keir Starmer, decidió retirar el apoyo oficial a su candidato, Azhar Ali, tras salir a la luz unas polémicas declaraciones suyas contra Israel.