El exjugador del Sevilla Quincy Promes, de 32 años, ha sido detenido por la policía del aeropuerto de Dubái después de no acudir en rebeldía al juicio en Holanda en el que se le condenó a 6 años por su implicación en el tráfico de más de 1.350 kilos de cocaína en dos cargamentos que viajaron desde Brasil hacia el puerto belga de Amberes en enero de 2020. El jugador, declarado en rebeldía por el tribunal que le condenó, estaba en la ciudad emirato para participar en una pretemporada de invierno con su actual equipo, el Spartak de Moscú, y debía volver a Rusia con el resto de la expedición.
La fiscalía holandesa no tenía conocimiento de la detención de Quincy Promes aunque medios rusos afirman lo relacionan con su condena penal. No es la única pena que tiene pendiente el holandés, pues en junio pasado fue condenado a 18 meses de prisión por apuñalar a su primo en una rodilla durante una fiesta familiar en julio de 2020, pena que la semana pasada fue conmutada por una multa de compensación a la víctima.
Promes no participó en el proceso judicial por tráfico de cocaína porque, según sus abogados, priorizaba sus “obligaciones laborales” sobre la investigación criminal y nunca pudo ser interrogado por la policía por lo que fue declarado en rebeldía por el tribunal. Pese a su ausencia, los jueces consideraron probada su implicación en “importar, exportar, transportar y poseer 1.362,9 kilos de cocaína oculta en un cargamento de sal marina procedente de Brasil” y que Promes “está en un escalón alto en la escala organizacional” del grupo de narcotraficantes.
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De acuerdo con el NL Times, los fiscales que llevaban el caso aseguraron que «parece que cree que es intocable en Rusia o el extranjero» y se preguntaban «cómo un jugador de éxito se permitía a sí mismo meterse tan a fondo en un crimen». La petición inicial era de 9 años de prisión.