En el brebaje televisivo a uno le pueda entrar cualquier cosa por los ojos y el cerebro, y quedarse tal cual. Hay tantas machangadas que crece en racimo la audiencia del Cine Clásico de La 2 (la última película fue La aventura del Poseidón), algo más sustancioso que el martirologio televisivo flotante. Pero uno siempre tiene cabida para meterse una jeringa más de estupefacción.