Si Ábalos es expulsado del PSOE por su responsabilidad in vigilando sobre un asesor, ¿a quién le corresponde asumir la responsabilidad in vigilando al frente del Servicio Canario de Salud mientras se suscribían chapuceros contratos ilegales o incumplidos, pero abonados, durante la pandemia? Asombrosamente los dirigentes socialistas canarios sostenían todavía este miércoles que el sacrificio de exsecretario de Organización bastaba como cortafuego de los daños políticos que pudiera sufrir la organización por la actividad presuntamente delictiva de Koldo García, sus amigos y otros golfos apandadores en Canarias y Baleares.
Es como si el martirio y sacrificio de Ábalos acabara –momentáneamente– con el Estado de las autonomías. Disculpen la obviedad: la responsabilidad política y administrativa en las contrataciones del Servicio Canario de Salud no dependen del Ministerio de Transportes y Movilidad Urbana. Seguir actuando como si lo fuera no es considerar tontos a los demás: es simplemente actuar como toletes y seguir perdiendo credibilidad cada mañana.
Este miércoles coincidieron la comparecencia en el Congreso de los Diputados de Ángel Víctor Torres, solicitada por el PP para hablar sobre las derivaciones canarias del caso Koldo, y la presentación en el Parlamento de Canarias de una comisión de investigación. Para que la peña no se enterara demasiado de lo primero, se desarrollaron varias maniobras de distracción con desigual éxito dentro y fuera de la Cámara regional. Por su parte, Torres entró en el hemiciclo del Congreso como un mártir cristiano que solo cuenta con su fe incorruptible para no ser ingerido por los leones fascistoides. El ministro de Política Territorial tiró de manual: inversión de roles.
El Gobierno como víctima
Las víctimas de la trama de Koldo García no son los ciudadanos ni el principio de transparencia en la gestión ni la legitimidad del sistema democrático. La víctima es el Gobierno. El suyo en este caso. Para Torres lo importante era «poner el foco» en los que se lucraron con los contratos de material sanitario. El modestísimo hecho de que pudieron hacerlo gracias a la negligencia culposa –por no hablar de presuntas actitudes delictivas– de varios responsables políticos de su administración no entró en sus consideraciones. No existe ninguna responsabilidad.
Todo lo autorizaron y ejecutaron los funcionarios, mientras ellos, los políticos, se limitaban a salvar vidas. ¿Cómo? Pues gracias a las decisiones de los funcionarios. Toda esta sarta de disparates ergonómicos los fue soltando con la dignidad herida de un héroe modesto, terrenal, casi tímido. Después le preguntó al portavoz del PP de qué tenía miedo la derecha.
Una burla de comisión
El PSOE había ofrecido su apoyo a una comisión de investigación sobre TODAS las compras de material sanitario realizadas por las administraciones y empresas públicas entre 2020 y 2021. También pretendía reservarse la presidencia. Es una burla: esa comisión sería inacabable y diluiría el caso Koldo en una achicoria de comparecencias, discursos, intervenciones, informes, cuestionarios. Pero Torres estaba ahí de pie, con su mirada limpia que surca pedanías, tildando a la derechona de cobarde.
Lo de la comisión de investigación en el Parlamento de Canarias fue más prosaico y ya estaba anunciada. La propuesta la firmaron Coalición y el Partido Popular. Los portavoces coalicioneros fueron más lacónicos y se atuvieron al contenido del escrito, pero los del PP salivaban hasta atragantarse. Luz Reverón –cada día menos moderada y más genovesa– declaró para la eternidad que el caso Koldo ya no era el caso Koldo, sino el caso Pedro Sánchez. Son los excesos del entusiasmo acuñado en argumentarios enviados desde Madrid.
Casimiro Curbelo le comunicó a José Miguel Barragán que la ASG votaría a favor de la comisión de investigación, como lo hará muy probablemente la Agrupación Herreña Independiente. El PSOE canario se equivoca. Debería tomar nota de la dirección, proceder a un sacrificio más o menos pinturero, y declarar ya abonada, superada y extinta la responsabilidad política. En caso contrario les espera un largo y desagradable viacrucis.