El verano, y más en plena ola de calor en España, es cuando más apetece una cerveza bien fresquita. Y eso a pesar de que nos dé la sensación de que tanto en bares, terrazas o incluso en nuestras propias neveras no terminan de estar todo lo frías que quisiéramos.
Lo peor, sin embargo, llega cuando en nuestro domicilio tiramos a echar mano de esa cervecita que tanto nos apetece en ese momento y descubrimos que no hay ninguna fría en la nevera. Pues bien, aquí te vamos a dar una sencilla solución para enfriarla en tiempo récord y sin necesidad de nevera o congelador.
Se trata de un pequeño truco con el que, aunque parezca imposible, vas poder enfriar tu cerveza o cualquier otra bebida en apenas tres minutos. Para ello sólo necesitarás un cubo, hielo, sal, agua y la cerveza que desees enfriar.
Paso a paso
El truco es tan sencillo como efectivo y te lo explicamos paso a paso. Lo primero es poner la cerveza dentro del cubo. Luego se le añaden los hielos y el agua dejándola bien cubierta. Eso sí, hay que tener en cuenta que cuanto más hielo se le ponga más rápido irá todo.
Una vez la cerveza esté bien cubierta por el agua y los hielos, llega la clave del truco. Hay que añadirle sal. Tras este último paso solo quedará esperar unos tres minutos para que la cerveza esté bien fría y lista para degustar.
La sal, el elemento clave
La sal, ese elemento tan utilizado en invierno para quitar el hielo de las carreteras, hace en este caso un efecto similar en nuestro cubo. Y es que la sal necesita calor para poder disolverse en el agua, por lo que, cuando la eches al cubo con el hielo y el agua, esta irá directamente a buscar el calor de la lata o de la botella de cerveza. La sal absorbe el calor y el hielo aporta más frío, por lo que el resultado es un proceso de enfriado acelerado.